“No oír, no ver, no hablar”. Son las tres reglas de oro para seguir vivo en el territorio donde opera la mafia más peligrosa de Italia, la “camorra”. Nápoles es zona de la “camorra”, donde este literal sindicato del crimen obtiene ingentes ganancias envenenando la ciudad con residuos tóxicos: drogas, prostitución, extorsión, asesinatos por encargo, venganzas… si se cuantifican las víctimas asesinadas por la camorra, la “camorra” tiene más sangre en las manos que la conocida como mafia siciliana. “La mafia más sangrienta de Italia” es un reportaje de la BBC que se introduce en un territorio salvaje donde la corrupción de políticos, jueces y policías forma parte de las reglas del juego: víctimas de la “camorra”, jueces, fiscales, unidades policiales especializadas y “camorristas” arrepentidos explican de qué forma se extienden los tentáculos de una organización cuyos clanes compiten entre sí a muerte.
“La mafia más sangrienta de Italia” muestra cómo la “camorra” crea auténticos esclavos: a cambio de ayuda, de protección, de favores, la “camorra” contamina todo porque es un grupo que olfatea el dinero, legal o ilegal, allá donde se encuentre: el reportaje explica que, paradójicamente, la “camorra” es un grupo criminal que resulta invisible a los foráneos, a los turistas, quienes sólo ven en Nápoles una bellísima ciudad ubicada a los pies del Vesuvio.
Este reportaje de investigación reconstruye la historia de la “camorra”, que ha sido como una cáncer para Nápoles durante más de un siglo: los originales bandidos de la ciudad se convirtieron en una de las redes de crimen organizado más temidas, amasando grandes sumas de dinero como auténticos usureros, a través de la prostitución y el tráfico de tabaco. Cuando llegaron las drogas ilegales, se hicieron las grandes fortunas: de hecho, en el norte de Nápoles, según los expertos, se venden más drogas en la calle que en ningún otro lugar de Europa; la “camorra” controla cada operación. “La mafia más sangrienta de Italia” se introduce en los bajos fondos napolitanos, entrevistando a traficantes y a pistoleros a sueldo, que no tiene pudor en jactarse de su modus operandi.
No obstante, el reportaje también expone las historias de empresarios, políticos y ciudadanos de a pie que no han cedido a los chantajes de la “camorra” y que no han sucumbido a sus tentadoras ofertas; el precio de esta resistencia es alto: tener que llevar escolta de por vida ante la constante amenaza de un atentado; la amenaza se extiende también a familiares y allegados. La pregunta que surge es por qué tantos napolitanos se han sentido seducidos por la “camorra”; en esa ciudad existe un dicho que reza así: la vida de camorrista sólo conduce a dos fines: el sonido de las campanas tocando a muerto o el cierre de las rejas en la cárcel; sin embargo, no son pocos los que “venden su alma” a la “camorra” con la esperanza de conseguir dinero fácil y rápido.