Un equipo de arqueólogos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha recabado detalles de la vida cotidiana de los soldados republicanos en una trinchera de la Guerra Civil, de gran valor simbólico por ser la zona donde se produjo la rendición de Madrid ante las tropas sublevadas.
Este grupo del Instituto de Ciencias del Patrimonio Histórico del CSIC, dirigido por el arqueólogo Alfredo González-Ruibal, realizó la excavación durante casi todo el pasado mes de julio, tras una primera intervención de igual duración en 2017.
El lugar, situado en la Ciudad Universitaria, había sido identificado previamente por el Grupo de Estudios del Frente de Madrid (Gefrema), que se dedica a la investigación, divulgación y conservación del patrimonio histórico relacionado con la Guerra Civil en la Comunidad de Madrid.
Delante de esta trinchera, el 28 de marzo de 1939 se encontraron los dos oficiales que escenificaron la rendición de Madrid, el coronel republicano Adolfo Prada y el coronel del Ejército de Regulares Eduardo Losas.
"Una vez que hicieron los saludos militares y hablaron, se dirigieron por esa trinchera hacia la retaguardia franquista, donde los nacionales harían prisioneros a los republicanos y se haría efectivo el final de la Guerra Civil en Madrid", aunque el conflicto terminó oficialmente el 1 de abril, indica a Efe el arqueólogo.
González-Ruibal explica que, en la zanja, hallaron un proyectil de artillería sin explotar y algunas botellas de sidra en el suelo, que podrían estaban relacionadas con la celebración por el final del conflicto.
También descubrieron restos relacionados "con la guerra de minas, que era también lo más característico en este frente y que consistía en excavar túneles debajo de las posiciones contrarias y volarlas con grandes cargas de dinamita", apunta el experto.
El objetivo científico del equipo del CSIC es obtener conocimientos sobre la Guerra Civil, a partir de los restos materiales que han quedado, y estudiar elementos relacionados con la comida y la higiene, que tienen que ver con la vida cotidiana de los soldados en el frente.
En las excavaciones, hallaron "un bar" con "una gran cantidad de comida y bebida", con botellas de brandy, anís, sidra, jerez, cerveza y Coca-Cola, así como restos de una dieta muy variada, que incluye carne de vacuno, de oveja, cerdo, pollo, bacalao, chirlas y berberechos, precisa.
Los soldados de esta trinchera estaban "muy bien alimentados", porque se encontraban en "una posición de primera línea, muy castigada, donde sufrían mucho psicológicamente", afirma González-Ruibal.
La titularidad del terreno donde está ubicada la trinchera -detrás del Hospital Clínico, en el distrito de Moncloa- corresponde al Consorcio Universitario, formado por la Universidad Complutense, la Universidad Politécnica de Madrid y la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
El arqueólogo insta a las administraciones que tienen competencias en la materia -el Ayuntamiento de la capital, la Comunidad de Madrid y el Consorcio Universitario- a elaborar un plan de musealización de este espacio o poner un cartel para señalar su interés.
El Consistorio madrileño, en aplicación de la Ley de Memoria Histórica del año 2007, solo puede intervenir en relación a la retirada de los símbolos, las placas en las calles y los monumentos públicos de exaltación de la sublevación militar, de la Guerra Civil o de la represión de la dictadura, según un portavoz de la institución.
El Ayuntamiento de Madrid estaría encantado de colaborar con una iniciativa que lleve a declarar un espacio museístico y que deberían impulsar el Ministerio de Cultura y la Comunidad de Madrid.
Desde un primer momento, el grupo del CSIC tenía previsto tapar la trinchera, que se cubrió de tierra el 27 de julio, según González-Ruibal, quien muestra su decepción porque su equipo lleva tres años trabajando en sitios "muy importantes" para la historia reciente de la ciudad de Madrid, sin que las autoridades hayan mostrado interés por proteger y señalizar estos lugares como parte del patrimonio histórico.