Ángel Garrido | EFE
(Actualizado

La Comunidad de Madrid ampliará a dos años la moratoria para que los taxistas puedan utilizar vehículos con más de diez años antigüedad, con el objetivo de paliar las consecuencias de la crisis del coronavirus sobre el sector del taxi, cuya actividad ha caído un 72% en el cuarto trimestre del año.

En una entrevista con Efe, el consejero de Transportes, Movilidad e Infraestructuras, Ángel Garrido, explica que en un principio se barajó una prórroga de un año para la renovación de la flota, pero finalmente será de dos años, atendiendo a la petición planteada por las principales asociaciones del sector del taxi.

"No se puede seguir apretando a los autónomos y a los trabajadores"

En este momento, "no se puede seguir apretando a los autónomos y a los trabajadores", sino que hay que "darles vías de solución que les permitan pasar esta pandemia lo mejor posible y después recuperarse con mayor tranquilidad", señala Garrido.

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La moratoria permitirá a los taxistas seguir prestando servicio hasta el día 31 de diciembre de 2022 con vehículos que hayan superado la antigüedad máxima de diez años, contada desde su primera matriculación.

A esta prórroga podrán acogerse todos los taxistas cuyos automóviles hayan cumplido diez años desde el 1 de enero de 2021 incluido.

Según las estimaciones de las principales asociaciones del sector, esta iniciativa beneficiará a alrededor de un millar de vehículos, que podrán seguir prestando servicio como taxi durante los próximos dos años.

En los últimos meses, la Consejería de Transportes ha remitido a la Sección de Taxi del Comité Madrileño del Transporte por Carretera cuatro informes justificativos de la actividad en el taxi en los que se cuantifica la reducción en el número de viajeros como consecuencia de la situación sanitaria actual.

Las principales asociaciones del taxi de Madrid han solicitado estos análisis para acceder a prestaciones o ayudas económicas ante la situación "crítica" que afecta a más de 25.000 familias en la Comunidad de Madrid.

El primer informe, en pleno estado de alarma, certificó una caída de la actividad del taxi del 87,3%, mientras que el segundo constató que desde el 14 de abril hasta el 9 de julio la demanda de servicios de taxi cayó un 74% durante la desescalada y un 60% tras finalizar el estado de alarma.