Una enfermera que trabajaba en la planta del Hospital Doce de Octubre el día en que fue asesinado el capo colombiano Leónidas Vargas ha declarado que vio a uno de los acusados, presuntamente el autor de los disparos, caminando por el pasillo y presuntamente confirmando por teléfono su muerte. "Ya lo hemos hecho, ya lo hemos hecho, ya nos podemos ir", escuchó la enfermera decir a un hombre de piel morena, 1,70 de altura y que simulaba llevar un arma debajo del abrigo, al que luego reconoció fotográficamente ante la policía.
Así lo ha relatado una de las primeras personas en testificar hoy en la Audiencia Provincial de Madrid, donde un jurado popular juzga a siete procesados por la muerte de Vargas -cinco colombianos, un rumano y un venezolano-, que se enfrentan a penas entre 5 y 28 años de cárcel.
El presidente del tribunal de la sección tercera ha explicado que el compañero de habitación del capo, que se encontraba en la cama contigua en el momento de recibir cinco disparos, ha fallecido y, por ello, su testimonio, uno de los más esperados en esta vista oral, se ha caído.
Por su parte, una mujer que se encontraba visitando a un familiar enfermo, ha declarado que una persona que pasaba por el pasillo le dijo, inmediatamente después de los hechos, que habían matado a alguien "ahí detrás".
Esta testigo ha confirmado hoy su reconocimiento respecto a ese individuo como uno de los acusados. "Cuando llegué a la habitación estaba el paciente sin pulso, con tres o cuatro disparos", ha declarado otra de las enfermeras del Doce de Octubre, donde la tarde del 8 de enero de 2009 fue asesinado Vargas.