Los okupas llevan cinco años en uno de edificios del cementerio de la Almudena

El primer fin de semana de octubre de 2008 un grupo de personas del distrito de La Elipa 'okuparon' un antiguo edificio de viviendas de trabajadores del cementerio de La Almudena. desde entonces, siguen allí. han pasado cinco años y nada hace prever que vayan a aser desalojados. El inmueble okupado de cuatro plantas se encuentra en el número 90 de la avenida Daroca, de cuatro plantas, se encontraba en buenas condiciones.

El día siguiente a la 'okupación' del edificio, la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid --un 51 por ciento de titularidad municipal-- denunció ante la Policía la entrada a la fuerza de su antigua residencia del cementerio de La Almudena, un edificio catalogado como documento histórico artístico y que había sido reformado para instalar archivos de la Funeraria municipal y albergar un museo sobre carruajes fúnebres.

Los okupas' los llaman el Espacio Social Okupado Autogestionado (ESOA) El Dragón, y ahora cuentan, dicen, con una sala de conciertos, cafetería, un gimnasio, biblioteca, sala de cine, uan tienda de ropa, sala de asambleas y debates, zona de informática, e incluso un huerto ecológico en altura.

Los vecinos se quejan del ruido tambien de los botellonse habituales en una zona que deberia ser tranquila por ser un cementerio.

Al tratarse de un edificio deshabitado, la Policía no pudo proceder al desalojo inmediato del inmueble y conminó a la Funeraria a que denunciara los hechos a comisaría. Tras hacer los 'okupas' caso omiso a una orden de abandono voluntario, están a la espera de que sea el juez el que determine si se produce el desalojo. Ya han pasado cinco años.

El día siguiente a la 'okupación' del edificio, la Empresa Mixta de Servicios Funerarios de Madrid --un 51 por ciento de titularidad municipal-- denunció ante la Policía la entrada a la fuerza de su antigua residencia del cementerio de La Almudena, un edificio catalogado como documento histórico artístico y que había sido reformado para instalar archivos de la Funeraria municipal y albergar un museo sobre carruajes fúnebres.

Al tratarse de un edificio deshabitado, la Policía no pudo proceder al desalojo inmediato del inmueble y conminó a la Funeraria a que denunciara los hechos a comisaría. Tras no producirse el abandono voluntario, están a la espera de que sea el juez el que determine si se produce el desalojo. Ya han pasado cinco años.