El ocio en el campo se ha convertido en una actividad cada vez más frecuente. Por 30 euros al mes se alquilan pequeñas parcelas a las afueras de la capital, para cultivar todo tipo de hortalizas y plantas.
Esta forma de disfrutar del tiempo libre gana más y más adeptos entre los ajetreados urbanitas que buscan relajarse, estar en contacto con la naturaleza, y por qué no, llevar a la mesa sus propios productos ecológicos y de primerísima calidad.