Catorce millones de euros al año se gastan los madrileños en arreglar los desperfectos que causan los vándalos en el mobiliario urbano. De ese dinero, dos de cada tres euros se van en limpiar las pintadas que invaden las calles de Madrid.
Los grafiteros son uno de los grupos que más gastos ocasionan a los madrileños, estos se mueven por toda la ciudad, principalmente, por la noche; aunque uno de los lugares que más frecuentan es el suburbano, donde poniendo en peligro su integridad física han llegado a realizar pintadas en varios vagones del metro.
La Policía Municipal ha contabilizado desde enero de 2010 , 28 personas imputadas por infracciones de daños en el mobiliario urbano. El tipo de pena depende del destrozo ocasionado, si es menos de 400 euros, se considera falta y si lo supera, delito. Entre los acusados no ha ningún menor, aunque esto no significa que no participen en estos actos vandálicos.