En la madrugada del lunes, los ladrones acceden al portal contiguo a la joyería. Suben al primer piso que está vacío al estar en alquiler y fuerzan la cerradura. Desde el interior, realizando un brutón en el suelo del piso, consiguen entrar a la tienda.
Lo primero: inutilizar la alarma. Después, robar con toda tranquilidad.90.000 euros en oro, joyas y diamantes.
Un robo de tal magnitud que nadie quiere hablar de ello. Ni el dueño de la joyería. Ni el propietario de la casa en alquiler donde realizaron el brutón.
Los ladrones sabían a la perfección lo que hacían: utilizaron guantes y accedieron justamente al lugar de la caja fuerte. Con unas lanzas términas lograron llevársela también dejando el local totalmente desvalijado.