Actúan en Malasaña. Entre la media noche y las 6:30 horas, desde principios de junio y durante los fines de semana, un grupo de mimos pide silencio -sin decir una palabra- en las puertas de los bares del centro de la capital. Su impacto es notable, reduciendo considerablemente la contaminación acústica.
Los mimos consiguen convertir los insoportables ruídos en sonrisas silenciosas, que premian con la entrega de caramelos.
La iniciativa está apoyada por la Plataforma de Ocio Nocturno. Según los organizadores, los resultados saltan a la vista. Tratan con un simple gesto y mucha cercanía, que se den cuenta de que por la noche hay vecinos que duermen y se respete su sueño.