La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio de la Comunidad de Madrid elaborará el próximo otoño un primer borrador de Plan de protección de los veintitrés humedales catalogados en la región.
Las zonas húmedas actúan como refugio de una gran diversidad de flora y fauna, desempeñan un papel relevante en las condiciones climáticas locales y tienen un importante valor paisajístico y cultural.
Asegurar "la correcta conservación y gestión" de estas láminas de agua en la Comunidad de Madrid es el principal objetivo del Plan.
En la actualidad, solo siete humedales cuentan con un Plan de actuación específico, mientras que el resto dispone de la protección del espacio en el que se ubica: Parque Nacional, Parque Regional, Reserva Natural, Refugio de Fauna, Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) o Zona de Especial Conservación (ZEC).
El Departamento que dirige Carlos Izquierdo se propone elaborar para finales de 2018 un Plan de actuación "homogéneo" para todos los humedales.
Cuatro de los veintitrés están situados el noroeste de la Comunidad de Madrid, mientras que el resto se encuentran en el sureste.
En una entrevista con Efe, el consejero de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Carlos Izquierdo, explica que "muchos de ellos son artificiales, puesto que surgieron de antiguas canteras que con las lluvias y con el paso del tiempo se han convertido en humedales".
Con el plan que presentará el próximo otoño, el Gobierno regional demostrará su voluntad de proteger los humedales madrileños, tanto los naturales como los artificiales, y promoverá acciones para concienciar a la población con el fin de que cuando acuda a estos espacios sea respetuosa con el medio ambiente.
Las zonas húmedas del macizo de Peñalara, situadas en el Parque Natural de la Sierra del Guadarrama, representativas de los ecosistemas acuáticos de la alta montaña mediterránea, son las más conocidas de la región y presentan "un excelente estado de conservación".
"Hoy, la gran mayoría de ellos son desconocidos, quizás con la única excepción de los del macizo de Peñalara, que están incluidos en la lista de humedales de importancia internacional del Convenio Ramsar", señala Izquierdo.
Las lagunas de Soto de Mozanaque, en Algete, la Laguna de las Madres, en Arganda del Rey, o la Laguna del Campillo, en Rivas Vaciamadrid, son algunos de los espacios que serán regulados.
El estado de conservación de las zonas húmedas madrileñas es "muy desigual", ya que algunas presentan un alto grado de naturalización, mientras que otras están sometidas a presiones o amenazas importantes, pasando por varios niveles intermedios.
Su evolución está condicionada por su localización en territorios con una alta densidad de población y abundancia de edificaciones, infraestructuras y actividad industrial. En algunos casos, se observa una disminución de los recursos hídricos que las alimentan.
Entre las principales presiones o amenazas se encuentra la entrada de contaminantes como productos fitosanitarios o fertilizantes químicos, desde terrenos de cultivo o desde los propios ríos, generalmente por filtraciones a través de las gravas y arenas que conforman las riberas.
Igualmente, hay un riesgo de desconexión de las distintas partes del humedal por la existencia de vallados o infraestructuras de transporte.
También es frecuente un uso público muy intenso, a través de pruebas deportivas o actividades organizadas, que pueden afectar a la nidificación de aves o dificultar la regeneración de la cubierta vegetal.
Otra de las amenazas está ligada a la presencia de especies invasoras de fauna (como el cangrejo rojo, la perca americana, el mapache o el visón americano) y algunas especies vegetales como el ailanto o la caña común.
Los principales objetivos de la Consejería son asegurar la conservación de la integridad de estos ecosistemas, promover el uso racional de los recursos y contar con equipos multidisciplinares para la elaboración del Plan.
Otro de los fines del documento es promover la participación pública en la elaboración del Plan e impulsar la educación ambiental para dar a conocer los valores ecológicos, socioeconómicos e histórico-culturales de los humedales de la región y sensibilizar a la población sobre la necesidad de preservarlos.
Asimismo, se apuesta por la coordinación entre Administraciones y responsables públicos y privados, así como por el seguimiento continuo del Plan, que se concibe como un documento vivo y flexible, que requiere una revisión continua.