Un vecino de la localidad madrileña de Valdemorillo ha recibido una brutal paliza tras tratar de defender a una mujer que estaba siendo agredida por su ex marido y una compañera de trabajo de éste. Todo ocurrió una noche cuando José María acompañó a la agredida, Raquel, a casa tras recibir llamadas amenazadoras.
Según relata, todo comenzó en la discoteca del pueblo cuando observó como Raquel hablaba por teléfono "muy nerviosa". En el momento de salir vio como la agredida "se encaraba" con una mujer pelirroja, discusión que no pasó a mayores tras la intervención de otros vecinos de la localidad.
En ese momento fue cuando tomó la decisión de acompañar a su vecina a casa. A pesar de la cercanía, "unos quinientos metros", cogieron el coche y durante el viaje la agredida recibió "dos o tres" llamadas amenazadoras. "Desde que nos metimos en el coche hasta su casa, que son 500 metros conté tres llamadas y escuché que la estaban llamando gorda, guarra, un montón de cosas hasta el punto que cogí el teléfono y dije que la dejará en paz de una vez", afirmó José María en declaraciones a Europa Press Televisión.
Cuando llegaron a su destino y Raquel se disponía a salir del coche, la puerta del coche se abrió y Represa vio como su vecina "salía volando" hacia fuera. En ese momento, este vecino de Valdemorillo decidió salir del automóvil para ver que pasaba. "Tampoco era cuestión de quedarse en el coche, pensaba que nos estaban robando", rememora. Instantes después fue cuando recibió el primer golpe de su agresor.
"Cuando estaba rodeando el coche vi que dos personas tiraron --a Raquel-- al suelo y lanzaron el móvil contra la pared y sospeché que eran los que habían estado haciendo las llamadas. Antes de que me quisiera dar cuenta ya había recibido la primera", afirmó José María.
"NO PODIA HACER OTRA COSA, AGUANTAR GOLPES, LA IBAN A MATAR"
A partir todo se desarrolló "como a cámara lenta". El agresor dejó a Raquel en el suelo que estaba siendo golpeada por otra mujer --que José María reconoció como la mujer pelirroja que momentos antes había discutido con la agredida-- y comenzó a golpearle "brutalmente".
"Me empezó a pegar a mí y veinte metros y quince golpes en la cara después, porque me llevó tambaleando hasta casi el final de la calle, lo único que intentaba era protegerme. Me empujó al suelo y me partí el brazo, también me fastidié la rodilla y el pié. El tío me dio por muerto o lo que fuera porque el golpe fue tremendo", afirmó.
La agresión no terminó en ese momento, los dos agresores continuaron golpeando a Raquel mientras que él se "arrastraba" de nuevo hacía donde estaban agrediendo a la víctima porque pensaba que "la iban a matar". "Tenía como un clavo ahí porque pensaba que a Raquel la estaban matando, pero así de claro. Me acerqué como pude arrastrándome y estaban los dos dándole y ahí es cuando el agresor dijo o serás mía o no serás de nadie. Como pude me volví a meter en medio y les dije que la dejaran en paz, que la iban a matar. Todo esto pasó en cuestión de dos o tres minutos y los agresores con unas caras que no había visto ni en las películas, creía que este tipo me mataba aquí", aseveró José María, quien rechaza cualquier calificativo de héroe.
Según él, actuó "por instinto", a proteger, "aguantando y esperando que llegase la policía. "No podía hacer otra cosa". Hasta que llegó la policía avisada por la madre de la agredida.
VECINOS DESCONOCIDOS
Tras producirse el suceso han surgido especulaciones sobre la relación que mantenían entre sí los implicados en la agresión. José María reconoce que conocía a Raquel del pueblo aunque no tenía una relación estrecha con la víctima. En cuanto al presunto agresor, aunque no habían hablado nunca, sí lo reconoció posteriormente ya que trabaja en el pueblo. La implicación de la mujer pelirroja en la agresión, sin embargo, sigue siendo un misterio para él.
"Su comportamiento era más agresivo incluso que el otro. No se qué pinta esta mujer aquí todavía, se podría pensar que era la novia actual del ex marido, pero es que ni eso. No le encaja a nadie, sólo se que trabaja con él. A Raquel la conozco de hablar con ella dos o tres veces. Somos conocidos pero ella era de la panda de los pequeños y yo de la panda de los mayores. Si alguien ha pensado que me he peleado por ella por su ex marido no es cierto, ni esta es novia ni nada de nada, ha sido una agresión brutal", afirmó.
A partir de ahora queda por resolver una serie de denuncias cruzadas entre presuntos agresores y agredidos que a José María le ha venido "en una mala época", a apenas unos días de comenzar un nuevo negocio. Lo único que quiere, asegura, es que "no quede impune" y que quede "bien claro" lo que sucedió.
"Acabe con los dos ojos morados, sangrando, con el codo, el hombro, la mano, la rodilla. Tenía ahí una lista tremenda de cosas y el tío dice que no, que es que lo agredí yo, que tiene un esguince en un dedo. Estuvo bajo arresto sólo esa noche y le han puesto un alejamiento pequeño porque su lugar de trabajo está muy cerca del domicilio de su ex mujer", concluyó.