La alcaldesa de la capital, Ana Botella, ha visitado este viernes Platea Madrid, un nuevo concepto de ocio de más de 5.800 metros cuadrados que abrirá a finales de mayo en la "nueva milla gastronómico-cultural", formada por el Paseo de la Castellana, Colón y Serrano, donde ya se puede disfrutar del Museo Arqueológico y del Casino.
En este espacio único se darán cita dos estrellas Michelín (Ramón Freixa y Paco Roncero) y once Soles Repsol, que tratarán de complacer a todos los comensales con dos espacios, Platea Salada y Platea Dulce.
Abierto a cualquier hora del día para que los turistas puedan comer comida española con sus horarios extranjeros, Platea Madrid es una iniciativa con capital cien por cien español, en la que se dan cita desde inversores del mundo de la gastronomía hasta del sector inmobiliario.
Hacer realidad este proyecto tras dos años de obras ha sido posible gracias a una inversión de 60 millones de euros, que incluye la adquisición del inmueble, como ha detallado la directora general de Platea Madrid, Keka Beorlegui.
CON CAPACIDAD PARA 1.100 COMIDAS
En pocos días se abrirá Platea Dulce, que ofrece pasteles, chocolates, panes o frutas para tomar o para llevar. Los paladares que prefieran el salado tendrán que esperar a finales de mayo, cuando arranque Platea Salada. Una vez que esté completamente en marcha tendrá capacidad para ofrecer 1.100 comidas.
Del tapeo se encargarán Paco Roncero, Pepe Solla y Marcos Morán, mientras que el restaurante estará dirigido por Ramón Freixa. Este merecedor de una estrella Michelín ha explicado que será el restaurante "al que te gustaría ir sin tenerlo que pensar, divertido, un restaurante sin pereza, de felicidad, al que irías cada día, con amigos, con la familia, solo, un restaurante a todas horas", ha explicado.
LAS BUTIPERRINCHIS
Freixa no ha dudado en avanzar una de sus próximas especialidades, las butiperrinchis, es decir, "butifarras tuneadas, el hot dog madrileño". Paco Roncero, por su parte, pretende transformar las "tostas, empanadas, croquetas y fritutas andaluzas y llevarlas a la alta gastronomía". "Se trata de democratizar el mundo de la tapa pero con buena calidad y buena materia prima", ha detallado.
En la planta baja se ubica un puesto de encurtidos, una barra de bebidas y un pequeño mercado mientras que el piso inferior se reserva para comida caliente, plato de cuchara y comida tradicional española pero dejando sitio a la gastronomía del mundo con representación peruana, mexicana, japonesa e italiana.
Un bar de copas y una zona de fumadores en la planta superior completan el local, que cuenta además con un gran escenario para espectáculos. Beorlegui ha explicado que así, haciendo que los fumadores no tengan que salir a la calle, no se molestará a los vecinos.