Francisco aún se está reponiendo del susto. Eran las 7:30 de la mañana cuando tres encapuchados entraron en su estanco de Villaverde. Uno de ellos le retorció el brazo, le empujó contra el mostrador y le puso un machete de 30 centímetros de hoja en el cuello, mientras le reclamaba el dinero de la caja. No es el primer robo que sufre.