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Benedicto XVI ha querido defender la dignidad de "cada vida" ante los jóvenes discapacitados que le han recibido en la Fundación Instituto San José. "Sois protagonistas de esta civilización, les ha dicho, ante 400 personas, entre internos, familiares y cuidadores.

Por eso, ha subrayado que la sociedad actual, "en la que demasiado a menudo se pone en duda la dignidad inestimable de la vida, de cada vida, les necesita. "Vosotros contribuís decididamente a edificar la civilización del amor", ha dicho. Pero también ha admitido que cuando el dolor aparece "en el horizonte de una vida joven", el hombre queda desconcertado y se pregunta si puede seguir siendo grande la vida cuando irrumpe el sufrimiento.

La respuesta la ha encontrado en una de sus encíclicas: "la grandeza de la humanidad está determinada esencialmente por su relación con el sufrimiento y con el que sufre. Una sociedad que no logra aceptar a los que sufren y no es capaz de contribuir mediante la compasión a que el sufrimiento sea compartido y sobrellevado también interiormente, es una sociedad cruel e inhumana".

Estas palabras reflejan, según el Papa, una "larga tradición de humanidad" que brota del ofrecimiento que Cristo, su Madre Dolorosa y los santos, "testigos que enseñan a vivir el drama del sufrimiento" y que hablan, ante todo, de la dignidad de cada vida humana. "Ninguna aflicción es capaz de borrar esta impronta divina grabada en lo más profundo del hombre", ha enfatizado, al tiempo que ha subrayado la "especial predilección de Dios" por el que sufre.

Benedicto XVI también se ha dirigido a religiosos, familiares, profesionales de la salud y voluntarios que viven y trabajan cotidianamente con estos jóvenes. "Vuestra vida y dedicación proclaman la grandeza a la que está llamado el hombre: compadecerse y acompañar por amor a quien sufre, como ha hecho Dios mismo", ha resaltado.

A ellos, les ha llamado testigos del "bien inmenso" que constituye la vida de estos jóvenes para quien está a su lado y para toda l humanidad porque "la vida de estos jóvenes cambia el corazón de los hombres". Benedicto XVI ha deseado que el Señor sea "su fuerza y su premio".

Rouco: Crisis de matrimonio y familia

Por su parte, el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, ha destacado la labor del Instituto Fundación San José, en el contexto de "una sociedad profundamente herida por las crisis del matrimonio y de las familias, de la que son víctimas principales los niños y los jóvenes, máxime cuando se encuentran en situaciones de enfermedad, discapacidad y de abandono físico y psíquico".

Después de las palabras del arzobispo, un joven con discapacidad auditiva, Antonio Villuendas, ha explicado que nació con "un problema que a todos pareció insuperable". A su juicio, el hecho de tener una discapacidad le ayudó a "ser mejores y superarse", a pesar de lo cual ha reconocido que "sentirse apartado, solo y diferente".

"Mamá siempre me ha dicho que si yo no fuera sordo, no sería como soy", ha relatado, al tiempo que ha asegurado "sentirse integrado por la amistad de compañeros y familiares". Por último, ha dado las gracias al santo Padre "por estar tan cercano". Previamente a la llegada de Benedicto, el joven con discapacidad física Cristino Pérez Hidalgo ha leído una carta en la que ha pedido al Pontífice que impulse a las personas con discapacidad. Además, el Pontífice ha saludado a un padre que le ha acercado a su hijo de 18 meses, con tumor cerebral.