Cada fin de semana a partir de las ocho de la tarde empiezan a aparecer jóvenes y adolescentes que se cuelan en el edificio ocupado en Plaza España. Suben a la planta undécima, allí hacen botellón y consumen drogas.
El acceso al edificio es peligroso: está lleno de agujeros y cristales. Además en la azotea no hay protección y cualquiera que se asome puede caer. Irónicamente los ocupas de este edificio, unas 40 personas en total, denuncian la "ocupación" de su azotea. Los enfrentamientos entre ocupas y estos jóvenes son constantes. Dicen los ocupas que tiran botellas desde la azotea e incluso algún extintor. Además avisan de que algún día podría caer al vacío alguno de estos jóvenes.
Ante esta situación los ocupas no dudan en llamar a la policía constantemente, exigen mayor presencia policial y protección. Denuncian que no pueden dormir por las fiestas que se organizan en dicha azotea durante toda la madrugada y consideran que esto no es bueno para "su comunidad".
Desde hace cinco meses tiene lugar este conflicto cada fin de semana. Los ocupas "ocupados" piden que alguien les prohíba la entrada a "su azotea".
