Calor este fin de semana en el Sur y lugares preciosos que visitar y conocer viejas formas de vida y nuevos problemas que empujan a abandonarlas .
Villaconejos, famoso todavía hoy por sus melones, fue hace un siglo célebre también por sus aguas medicinales.
Un paraje singular y, sin embargo, desconocido: el barranco de Villacabras es un estrecho desfiladero de cuyas paredes mana abundante agua. Recuerdan los vecinos de Villaconejos que de niños se bañaban en sus pozas, dentro de pequeñas cuevas horadadas. Al agua se le atribuían propiedades curativas y sobre ellas se había cimentado una industria.
Otra industria ligada a la tierra corría paralela: desde el siglo XVII los vecinos de Villaconejos se habían especializado en el cultivo de melón. Trabajaban como temporeros en toda España. El oficio se transmitía de padres a hijos, y gracias a ello todavía sobrevive, no sólo encerrado en un museo, sino encarnado en agricultores como Pedro. El canto de la chicharra anuncia que es tiempo de recolección, tiempo de trabajar de sol a sol en el huerto familiar
A su hijo, en cambio, le recomienda que aprenda otro oficio. Es el futuro incierto del melón de Villaconejos, como hace un siglo fue el de sus aguas.
Otro de los melones más famosos de la geografía española es el cultivado en Villaconejos, en la comunidad de Madrid, del que ya existen referencias en el siglo XV. La plantación se retrasa respecto a otras zonas españolas, y tiene lugar en mayo, para evitar las heladas.
Además, de este modo se empiezan a comercializar cuando en otras zonas ya se ha finalizado, ocupando así un mayor espectro de mercado.