Imagen histórica del campo de vuelo de Cuatro Vientos con la Torre de Mando al fondo | SOCIEDAD AERONÁUTICA
(Actualizado

La Torre de Señales del Aeródromo de Cuatro Vientos ha sido declarada Bien de Interés Cultural (BIC) por parte del Ministerio de Cultura y Deporte. Junto a este edificio histórico de la cuna de la aviación española han quedado protegidos el faro de 'La Farola' de Málaga y el Real Taller de Aserrío de Valsaín, en Segovia.

El Ministerio de Cultura y Deporte ha destacado, en un comunicado, que con estas nuevas declaraciones se pone de relieve que la Dirección trabaja para el "fomento, protección, preservación y puesta en valor de los llamados 'otros patrimonios'" que "tradicionalmente" han sido más "apartados" de las políticas culturales.

"Fue el mudo testigo de las más hermosas y heroicas hazañas de nuestros primeros pilotos"

Según la información que consta en los archivos del Ejército del Aire, la Torre de Mando de Cuatro Vientos se ideó como una torre de señales, inspirada en los faros marinos y con la función de servir de guía a los primeros aviadores en sus vuelos.

Pioneros de la aviación

El proyecto fue realizado por la Comandancia Exenta de Ingenieros. Se firmó el tres de julio de 1919, por el comandante de Ingenieros, Leopoldo Giménez, examinado por el teniente coronel Miguel Manella y aprobado por Real Orden de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII el 11 de agosto del mismo año.

El diseño original, constaba de dos pisos. Un semisótano, de planta cuadrada de 12,10 metros de lado, que se utilizaría como vestuario para los pilotos.

El piloto madrileño Michel Gordillo completa la mitad de su vuelta al mundo

La parte superior, de planta octogonal, disponía de siete grandes ventanales, que aún hoy se conservan, y una gran terraza, rodeada a modo de baranda, por una elegante balaustrada de obra.

La terraza, se empezó a utilizar, como observatorio privilegiado de toda la actividad aeronáutica que se desarrollaba en el aeródromo, llegando a decirse, que fue el mudo testigo de las más hermosas y heroicas hazañas de nuestros primeros pilotos.

Desde el centro de ambas plantas, se erigía, un torre cilíndrica de 15,40 metros de altura, desde la que salía una escalera de caracol a través de la cual, se podía ascender hasta la plataforma de vigilancia, en el interior de la cual, años más tarde, se instaló un aerofaro. La torre estaba rematada por un mástil donde se instaló la manga que medía la fuerza del viento.

La torre y su interior se mantienen hoy en día como cuando se idearon y siguen siendo los testigos, de toda la actividad aérea en Cuatro Vientos.