Tras el desplome de un árbol en la calle Embajadores el pasado fin de semana, los vecinos de Arganzuela se han acostumbrado a mirar de reojo a muchos de los árboles.
Sobre todo, los días de viento y lluvia. Superan los 10 metros de altura, alcanzan ya ven hasta un quinto piso y muchos tienen más de 50 años. Toda una amenaza. Sin ir más lejos, la pasada semana tuvieron que actuar en plena noche los bomberos. Un riesgo para las personas por supuesto y para sus coches.
Vemos cómo este señor aparca su coche inconsciente al riesgo que corre. Un peligro, con el que de momento, siguen conviviendo. Otros árboles que suponían un peligro para los viandantes ya han sido talados por un profesional y de forma controlada.
Este cedro mide unos 25 metros. Compartía la base con otro árbol que se cayó hace unos meses. Por su inclinación y el estado del tronco, los expertos temían que siguiera el mismo camino.
A escasos metros, un pino piñonero amenaza con caer encima de una vivienda. Para evitar cualquiera de los dos accidentes se talan de forma controlada. Empiezan por las ramas más bajas. Una a una van cayendo hasta dejar el tronco pelado.
Finalmente el tronco se trocea. Las ramas más grandes podrán emplearse como leña y el resto, hojas y ramas pequeñas irán al vertedero de residuos vegetales.