Somosierra recrea la batalla en la que Napoléon las pasó canutas para invadir Madrid

El 30 de noviembre de 1808 en las alturas de la sierra entre Segovia y Madrid se desarrolló una de las batallas más importantes dentro de las campaña napoleónicas en en suelo español.

El 2 de mayo se había producido el levantamiento del pueblo de Madrid contra la invasión francesa. Y solo seis meses más tarde el emperador en persona, Napoléon Bonaparte, se plantó en el alto de Somosierra camino de la capital.

Lo que parecía que iba a ser un paseo por el campo acabó siendo una batalla en toda regla en la que las fuezas españolas, conocedoras del terreno, bien posicionadas y al mando del general Benito San Juan pusieron en jaque a la Grande Armée del pequeño corso.

Solo una acción desesperada, casi suicida, de la caballería polaca consiguió abrir hueco entre las filas españolas y doblegar la resistencia. Ganaron los franceses en aquel enfrentamiento, pero a qué precio. No sería la última vez que la Sierra de Guadarrama le jugaría una mala pasada a Napoleón porque en el regreso a Francia durante el invierno tuvo en el Puerto del León un anticipio de lo que le esperaba en Rusia.

Pero volviendo al presente, este 30 de noviembre el Ayuntamiento de Somosierra conmemora este episodio de la Guerra de la Independencia con una recreación de la batalla, el reconocimiento al valor de los que protagonizaron aquellos hechos y también como gesto de reconciliación y cooperación.

De hecho, en lo alto del Puerto de Somosierra, la Ermita de Somosierra, consagrada a la Virgen de la Soledad, se mantiene como testigo de este espíritu paneuropeo, con vidrieras alegóricas de los ejércitos participantes y placas de homenaje a Benito San Juan o a los polacos caídos en aquella cabalgada crucial. Y en el exterior las banderas de España y Polonia con coronas de flores y laureles.

La Comunidad de Madrid ha iniciadolos trámites para declarar Bien de Interés Cultural la Batalla de Somosierra de 1808. El Ejecutivo regional pretende incluir, en la categoría de Sitio Histórico, el fortín levantado por orden de Napoleón y la ermita de Nuestra Señora de la Soledad