Acudir a un punto limpio para depositar y reciclar un electrodoméstico, unas radiografías, papel, vidrio, e incluso el mercurio de los termómetros, es ya algo cotidiano para los madrileños. Sin embargo hay algo que nos cuesta reciclar: el aceite de nuestras freidoras, acaba, con demasiada frecuencia, en el desagüe.
Cada litro de aceite vertido en el desagüe, contamina miles de litros de agua cuya depuración es muy dificil.
La Comunidad de Madrid recicla cada año 8.200 toneladas de aceites y grasas comestibles; sólo el 10% de ellas, proceden de los puntos limpios.
Uno de los usos del aceite reciclado es la producción de biodiésel.