Como es de rigor, los pastores han pagado hoy simbólicamente al Ayuntamiento de Madrid los cien maravedís que permiten el paso de 2.000 ovejas por el centro de la capital, donde discurría antiguamente la Cañada Real, y cumplir con la tradición de la trashumancia al son de dulzainas y castañuelas de varios grupos folclóricos.