La Comunidad de Madrid, en alerta roja, con riesgo extremo de sufrir incendios forestales | REDACCION
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Menos del 30% de humedad, más de 30º de temperatura y viento superior a 30 km/h. Es la llamada regla del 30-30-30. Un principio básico en la prevención y predicción del riesgo extremo de incendios forestales, que cuando se cumple estos parámetros, el riesgo es máximo. Y este domingo en la Comunidad de Madrid se cumple este cóctel meteorológico perfecto, que está presente en uno de cada tres incendios forestales en España. Los expertos en meteorología y gestión forestal la usan como un indicador de alerta roja, porque describe una combinación de condiciones que favorecen que un incendio se inicie y se propague muy rápidamente.

Así el mapa de riesgo de incendios forestales de la Comunidad de Madrid está teñido de rojo, lo que que le sitúa en nivel extremo, por lo que se pide mucha precaución.

La ola de calor se extiende hasta el jueves con termómetros que marcan los 43º en Madrid

Una situación debida, entre otras causas, al descenso de la humedad en el capo debido a las altas temperaturas. El calor extremo reseca la vegetación y reduce su humedad interna, volviéndola más inflamable.

Asimismo, el aire seco, con una humedad por debajo de 30%, acelera la pérdida de humedad de hojas, pastos y matorrales, facilitando que ardan con una chispa mínima.

Por su parte, el viento aporta oxígeno al fuego, pudiendo transportar brasas a cientos de metros, generando focos secundarios.

Controlado el incendio de Aranjuez (Madrid) con cerca de 300 hectáreas de vegetación afectadas

Por qué es tan peligrosa esta combinación

Un fuego puede iniciarse con una chispa mínima (colilla, máquina, rayo).

Cuando todos los ingrediente de este cóctel aparecen, las llamas avanzan rápidamente, y el comportamiento de los incendios se vuelve más errático y difícil de controlar, reduciendo el margen de actuación de los servicios de extinción.

La intensidad térmica además aumenta, generando más calor y sequedad a su alrededor, provocando un efecto de retroalimentación.

En los últimos 40 años en España, el número de días con riesgo extremo de incendios, en los que se cumple la regla, se ha multiplicado por dos.