Vídeo: REDACCION | Foto:Telemadrid
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La tarde-noche del lunes quedó grabada en la memoria de muchos vecinos de la calle Pingarrón, en el barrio de Numancia (Puente de Vallecas). Un incendio declarado en la primera planta del número 3 sembró el pánico en cuestión de minutos. Siete personas resultaron intoxicadas por inhalación de humo, tres de ellas tuvieron que ser trasladadas a hospitales.

Pero lo vivido por quienes quedaron atrapados en sus viviendas, sin poder salir del edificio debido a la densa humareda deja una huella difícil de borrar. Entre ellos estaba Paula, una vecina revive en declaraciones a Telemadrid la pesadilla vivida cuando vio como el humo negro penetró en su vivienda quedando atrapada.

“ Cuando abrimos la puerta para intentar salir, todo el humo entró hacia nosotros. Fue como si la escalera nos escupiera fuego y humo en la cara. No pudimos escapar y corrimos a refugiarnos en la última habitación”, narra.

"A las ocho y media estaba tomando un café. De repente, un olor a caucho quemado inundó la casa. Nos asomamos por la ventana y ya vimos demasiado humo, ya nos comenzamos a asustar. La gente nos decía que bajemos, que bajemos, que bajemos. Y, claro, ya nosotros no pudimos. A lo que abrimos la puerta principal para salir por las escaleras, todo era humo que venía hacia nosotros y ahí nosotros cogimos y cerramos la puerta . Nos fuimos a la última habitación porque era la única que no tenía todavía el humo. La escalera hizo un efecto chimenea y, claro, subía para arriba, además, un humo muy intenso, muy denso".

Siete intoxicados leves en el incendio de una vivienda en Portazgo

El miedo se multiplicó cuando el humo comenzó a colarse por todas partes: cocina, pasillo, baño… incluso por la ventana que daba a la calle. “Nos asomamos pidiendo socorro. Ya casi no podíamos respirar. Solo quedábamos dos mujeres y un chico dentro. Mi hijo y mi sobrino estaban fuera, y menos mal, porque pensé que ya no volvería a verlos”.

“Llorábamos, gritábamos, sentíamos que el incendio nos estaba tragando. Era como vivir una película de terror, pero sin final feliz a la vista. Yo estaba segura de que no salíamos vivos”

Los bomberos, desde la calle, nos dijeron que estuviéramos tranquilos, pero "estábamos súper nerviosos, pensábamos que nos íbamos a morir o algo porque veíamos como que las llamas ya se venían para la habitación".

Los minutos se hicieron eternos. Lo peor, dice, fue ver desde la ventana, el reflejo de las llamas en los cristales del edificio de enfrente. Esa imagen, confiesa, la hizo pensar que el fuego ya había alcanzado su habitación. “Llorábamos, gritábamos, sentíamos que el incendio nos estaba tragando. Era como vivir una película de terror, pero sin final feliz a la vista. Yo estaba segura de que no salíamos vivos”.

Los bomberos lograron rescatarlos. Entraron con mascarillas y guiaron a los vecinos entre la oscuridad y el calor insoportable de la escalera. “Yo me aferré al bombero con todas mis fuerzas. Temblaba tanto que apenas podía caminar. La escalera ardía bajo los pies. Cuando por fin salí a la calle, tenía la cara y las manos negras, como si hubiese estado metida en carbón. Respirar sin la máscara fue un alivio indescriptible”, dice.

Aún con el recuerdo grabado en la piel y en la memoria, Paula solo tiene palabras de agradecimiento. “Los bomberos, los policías, los sanitarios… todos estuvieron de diez. Nos salvaron la vida. Madrid tiene unos servicios de emergencia espectaculares, y ayer lo demostraron”.

El incendio, que investiga la Policía Nacional, pudo haber tenido consecuencias mucho peores. La rápida intervención de los bomberos y la resistencia de los vecinos al pánico permitieron que el balance quedara en siete intoxicados leves.