Fueron cuatro tensas horas de diálogo, siempre a través del teléfono. El secuestrador se comunicaba con los negociadores de a través de los rehenes.
Aunque es vecino del barrio, el secuestrador no conocía de nada a sus víctimas, a las que sometió a constante amenaza.
Quería huir y por eso pidió un Porsche Cayanne, un chaleco antibalas, un casco, unos guantes de latex y una sábana para salir oculto junto a uno de los rehenes. No lo consiguió. Al final, cada vez más acorralado, decidió entregarse.
Los agentes del Grupo Especial de Operaciones de la Policía (GEO) han llegado a la zona cuando habían transcurrido casi tres horas desde el comienzo de este secuestro, y han sido los encargados de entrar en el local, aunque desde el inicio del suceso ya había negociadores de la Policía que, según fuentes de este cuerpo, han sido los que han logrado convencer al hombre para que se entregase y dejase marchar a sus rehenes.
Fuentes policiales han explicado que el suceso se ha resuelto sin heridos gracias a la labor de mediación de dos negociadores de la Policía que han trabajado en el caso desde pocos minutos después de que se iniciara.