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Madrid inundada de hojas. El final del otoño deja esta estampa que además de bucólica es peligrosa.

La repentina llegada del frio ha provocado que las calles se conviertan en una auténtica alfombra seca con mucha facilidad para resbalar y caerse.

Los vecinos denuncian que el Ayuntamiento no las recoge y que se suman -dicen- a la suciedad de los barrios.

Son los propios comerciantes los que están barriendo las calles.