La sanidad madrileña el día del apagón: 96 nacimientos y 1.000 operaciones
En las áreas de urgencias, se habilitaron sillones para que la gente electrodependiente y con oxígeno que no tuviera capacidad en su casa pudiera conectarse
El día del apagón se realizaron 1.000 cirugías de las 1.500 que se hacen al día y nacieron 96 niños en la red sanitaria pública madrileña, que funcionó como "una orquesta sinfónica" gracias a los profesionales que "supieron estar a la altura y mantener la asistencia de forma excelente".
Así lo explica en una entrevista con la Agencia EFE la consejera madrileña de Sanidad, Fátima Matute, al ser preguntada por el nuevo Plan de Urgencias y Emergencias 2025-2029.
Matute subraya que la interrupción del suministro eléctrico fue "una prueba muy importante" para ver cómo todos los centros sanitarios de la Comunidad de Madrid, que son 35 hospitales y casi 460 centros de salud y consultorios locales, pudieron dar servicio, sin que hubiera que lamentar "ningún evento adverso por cualquier fallo en la cadena".
Desde el "minuto uno", en la estructura crítica de la Consejería, que disponía de wi-fi, se abrió un canal de comunicación con todos los responsables de la red sanitaria, con reuniones cada media hora para que ver cómo iban las cosas.
El corte de luz ha sido "un evento que nos ha permitido reevaluarnos y del que hemos salido con muy buena nota gracias a los profesionales sanitarios y no sanitarios", afirma.
"Después del apagón, tuvimos reuniones con todos los gerentes de hospitales y el lunes o el martes nos reuniremos con toda la Atención Primaria para reevaluar, en mejora continua, lo que ocurrió, en base al Plan vigente" y el próximo Plan saldrá, tras analizar la incorporación de mejoras con la experiencia del 28 de abril, según la consejera.
Los puntos de mejora
Las comunicaciones están entre las cuestiones que hay que revisar. "Como hemos quitado el hilo de cobre, la gente se quedó aislada porque, aunque tuvieras un teléfono físico antiguo, como el cable ha desaparecido, en cuanto se fue la luz, dejaron de funcionar los sistemas de comunicación", detalla.
"En los servicios críticos, trabajamos con el sistema Tetra, que va por satélite. Hay que ampliar estos recursos y, desde luego, no puede ser que no te puedas comunicar con Presidencia del Gobierno porque no tengan esos sistemas. Vimos una clara falta de coordinación con el Estado", resalta.
La Consejería de Sanidad cuenta con nueve infraestructuras críticas, como hospitales y bases de datos, que tienen que estar protegidas y de las que debe ocuparse el Centro Nacional de Protección de Infraestructuras Críticas (CNPIC), con el que Matute se puso en contacto a las 14:00.
Todos los hospitales funcionaron con grupos electrógenos, que necesitan gasóleo, pero el combustible se va consumiendo. Cada centro debe contar con el gasóleo suficiente para mantener su actividad y debe disponer de proveedores. "Eso no ocurrió. No nos proveyeron de gasóleo y lo que hicimos fue compartir el que teníamos entre distintos hospitales que tenían más bidones por distintas circunstancias", señala.
Este es otro de los "puntos de mejora", en este caso, en uno de los actores que tiene que interactuar con la red sanitaria, ya que había un proveedor que sí podía aportar camiones-cisterna con el combustible, pero la bomba que utilizaba para extraerlo era eléctrica, no tenía una bomba manual.
La consejera destaca que se mantuvo la actividad en todos los hospitales, aunque en algunos centros se redujo la de quirófano ordinario -no se suspendió la oncológica- para que "el gasóleo que teníamos nos durara más tiempo en una situación de incertidumbre porque no sabíamos cuándo iba a volver la luz".
De unas 1.500 cirugías que se suelen hacer al día, llegaron a realizar 1.000 y nacieron 96 niños, aplicando los procedimientos del Plan de Urgencias y Emergencias que tenían "teóricamente revisados".
En las áreas de urgencias, se habilitaron sillones para que la gente electrodependiente y con oxígeno que no tuviera capacidad en su casa pudiera conectarse y también se dispusieron espacios para los usuarios de residencias con oxígeno.
Una "fiesta de pijamas" en el Zendal
En el Hospital Enfermera Isabel Zendal, en el centro de atención integral a pacientes con esclerosis lateral amiotrófica (ELA), el equipo se quedó a dormir allí para atender a estos enfermos que son muy dependientes de la electricidad, no solo para que se muevan sus sillas, sino porque necesitan aspiradores y oxígeno.
"El equipo funcionó como tenía que hacerlo y, como dicen ellos, hicieron una fiesta de pijamas. Los pacientes se lo pasaron bien y estuvieron muy bien cuidados", asegura.
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