Retrospectiva del trabajo de este escultor fallecido prematuramente a los 48 años
La muestra mostoleña reproduce la primera exposición de este artista en la galería Fernando Vijande
EFE
El Museo Centro de Arte Dos de Mayo de la Comunidad de Madrid, situado en Móstoles, inaugura mañana, sábado, la exposición 'Juan Muñoz. En la hora violeta', una muestra que continua a la que puede verse en la Sala Alcalá 31 hasta el 9 de julio y que recorre la primera década de trayectoria del artista.
La exposición, que podrá visitarse de forma gratuita hasta enero de 2024, conmemora los setenta años del nacimiento de Juan Muñoz, el artista español que alcanzó una mayor notoriedad internacional en las últimas décadas, en una trayectoria fulgurante desde su primera exposición en 1984 hasta su prematuro fallecimiento en 2001 a los 48 años.
La muestra recupera muchos de los primeros trabajos de Juan Muñoz y, entre otras cosas, recrea la primera exposición individual, en la galería Fernando Vijande de Madrid en 1984, que se ha reconstruido en parte en el atrio del Museo CA2M.
La exposición culmina con varias de las obras maestras que consolidaron su fama, instalaciones de suelos ópticos donde la teatralidad sirve para tensionar la reacción física y psicológica de los visitantes a una exposición, como 'The Waste Land' (La tierra baldía), 'Souffleur' o 'Arti et Amicitiae'.
MADRID-NY-LONDRES
Juan Muñoz (Madrid, 1953 - Ibiza, 2001) pasó un año estudiando arquitectura en la Universidad Politécnica de Madrid antes de viajar a Londres en 1970, donde estudió en la Escuela Central de Arte y Diseño de Londres y en el Croydon College of Design and Technology, entre otros.
Al mudarse a Nueva York en 1981, recibió una beca Fulbright y comenzó su trabajo en escultura.
Muñoz desarrolló una amistad con la comisaria española Carmen Giménez, quien le presentó a Muñoz al influyente escultor Richard Serra. Muñoz regresó a España al año siguiente y dedicó un año al comisariado.
En el año 2000 la Tate Modern de Londres le encargó que fuera el segundo artista, tras Louise Bourgeois, en hacerse cargo de su Sala de Turbinas. Muñoz pasó meses desarrollando una gran instalación, que se abrió al público en 2001, año de su fallecimiento.