Se sienten desporotegidos y llevan desde agosto haciendo patrullas nocturnas para evitar los robos de material de sus explotaciones, sobre todo del sistema de riego.
Calculan una media de dos robos semanales y son ya cerca de 70 afectados.
En cuanto cae la noche, rematan su faena en el campo y se suben a los coches para iniciar su particular ronda durante toda la noche hasta que prácticamente amanece.