Exdirectivos de Madridec culpan Seguriber de que no funcionaran algunas de las cámaras

El ex director gerente y el ex consejero delegado de Madrid Espacios y Congresos (Madridec), empresa municipal que gestionaba el pabellón del Madrid Arena en la tragedia del 2012, han declarado hoy en el juicio que desconocían la falta de cámaras a pesar de que éstas eran propiedad de dicha empresa.

Durante su declaración como testigo en la vista que se celebra desde enero en la Audiencia de Madrid, el ex director gerente de Madridec y actual asesor de la presidenta de la Comunidad de Madrid Cristina Cifuentes (PP), Jorge Rodrigo Domínguez, ha dicho que su empresa no conocía que hubiese problemas de seguridad o fallos en las cámaras aquella noche de Halloween.

"No lo sabía. Yo contrataba a una empresa de seguridad (Seguriber) que era quien lo tenía que haber dicho", ha aseverado.

Sin embargo, la avalancha que aquel 31 de octubre provocó la muerte de cinco chicas tuvo lugar en un vomitorio donde sólo había una carcasa vacía, sin cámara dentro. Domínguez también ha afirmado que el promotor del evento, Miguel Ángel Flores, no podía vender entradas antes de la firma del contrato de alquiler entre la promotora Diviertt y Madridec. No obstante, Flores comenzó a venderlas en septiembre de 2012, un mes antes de firmar dicho contrato.

Durante su declaración, ha reiterado en varias ocasiones que "la empresa encargada de la seguridad, tanto interior como exterior, siempre fue Seguriber", ya que "Kontrol 34 no tenía capacidad para realizar la seguridad interior del evento porque eran controladores de acceso". Versión que contrasta con la que dio el jefe de operaciones de su misma empresa, Francisco del Amo, en la tercera sesión del juicio: "Madridec siempre entendió que Kontrol 34 llevaba la seguridad interior del recinto".

El consejero delegado de Madridec en el momento de los hechos, José Ángel Rivero, ha apoyado en el juicio la versión de su superior al decir que la empresa municipal delegó la seguridad en Seguriber y que a él no le constaba que hubiese fallos de seguridad ni necesidad de más cámaras.

El testigo, que fue cesado de su cargo 20 días después de la fiesta, ha explicado que al enterarse de la muerte de varias niñas, pidió explicaciones a Flores, quien le dijo que no había habido sobreaforo porque "ni siquiera se había llegado a las 10.600 entradas, que era el aforo permitido". Cifra que difiere de la que recoge el fiscal en sus calificaciones provisionales, quien sostiene que en aquel evento se vendieron "un mínimo" de 22.800 entradas.

También ha testificado en la vista el técnico de producción de Madridec José Antonio Fuente, quien ha afirmado que en la fiesta vio "algunas puertas cerradas con un precinto disuasorio para que la gente no entrase ni saliese por ahí".

Se trata de los vomitorios anexos al central, cercanos al túnel donde ocurrió la avalancha mortal, que estaban abiertos cuando él hizo la inspección por la tarde.Entonces llamó a José Ruiz Ayuso, técnico de operaciones de Madridec y jefe de emergencias durante la fiesta -cargo que él negó durante su declaración como acusado- porque "esas puertas deberían estar abiertas, ya que sirven para despejar la pista". Pero él ya no vio qué hizo Ayuso.