Cierra en Carabanchel otra clínica dental por sorpresa

  • "Mi Dentista", en el centro comercial Isla Azul, deja a un centenar de pacientes con sus tratamientos a medias

Ha vuelto a ocurrir. Una clínica dental da el cerrojazo por sorpresa en Madrid.

En esta ocasión, se trata de la clínica "Mi Dentista", en el centro comercial Isla Azul, deja a un centenar de pacientes con sus tratamientos a medias. Y de los dueños nada se sabe.

El administrador único de este negocio es el portugués Carlos Eduardo Dos Santos Diniz. La empresa se creó en 2013 con un capital social de 780.000 euros y, según los trabajadores, una veintena de clínicas en el país vecino registradas bajo el nombre Dizin-Saúde, S.A.

Como informa el Colegio Oficial de Odontólogos y Estomatólogos de Madrid, el propietario no está colegiado. Al no ser dentista, los pacientes no pueden contar con el apoyo de esta institución.

Amador se encuentra sin dientes desde noviembre y sin dinero: "no tengo dientes ni tengo para masticar". Pidió 12.000 euros al banco y se ha quedado con el tratamiento a medias.

Daniel pagó más de 4.000 euros por cinco implantes y una corona: "Es muy fuerte lo que están haciendo con todos nosotros" asegura. Afectados a los que también hay que sumar los trabajadores de la clínica.

El propietario, el portugués Carlos Eduardo Dos Santos, se ha esfumado y no responde al teléfono. También debe dinero por el alquiler del local al centro comercial Isla Azul.

Las clínicas dentales se han convertido, por desgracia, en un tema ya recurrente en la prensa nacional. Antonio Montero Martínez, presidente del Colegio de Odontólogos de Madrid.

"Es uno de los problemas que hemos denunciado desde el Colegio. Si el dueño no es colegiado, los pacientes se quedan con deudas y con el tratamiento a medias sin que el Colegio de Odontólogos pueda hacer nada por ser un problema empresarial" asegura Montero.

"El problema es que en España no hay una regulación por el exceso de profesionales que hay en España. En Madrid rozamos un odontólogo por cada 700 habitantes. Muchos profesionales se ven obligados a trabajar de forma ilegal y se encuentran en una situación de desamparo. Podríamos tener un problema de salud pública si esta situación no se ataja".

Montero recomienda ponerse en contacto con el Colegio de Odontólogos de Madrid ante cualquier tipo de anomalía.