Cae una banda que robaban en tiendas con butrón y lanzas térmicas

  • En la operación 'Mírame' han sido detenidos seis integrantes de la organización y han sido imputados otros más más

Agentes de la Guardia Civil, en el transcurso de la operación 'Mírame', han detenido a siete antiguos empleados de la construcción por pertenecer a una red criminal especializada en robos con fuerza mediante butrones o lanzas térmica en establecimientos comerciales y empresariales que actuaba en la Comunidad de Madrid y también en municipios de Toledo, Avila y Cuenca. Asimismo, han imputado a otras tres personas por un delito de receptación.

Entre los detenidos se encuentran los cabecillas de la organización y se han esclarecido una veintena de robos con fuerza. Se trata de ocho varones y dos mujeres de origen rumano y español con edades comprendidas entre los 21 y 24 años, vecinos de Ciempozuelos, San Martín de la Vega y Madrid.

Entre todos ellos suman 200 antecedentes policiales, todos con robos con fuerza. Todos los integrantes del grupo habían sido empleados de la construcción. El cabecilla era cerrajero, otro de los arrestadoa había trabajado con lanzas térmica, otros eran albañiles.

"Esta operación viene a ser una de las líneas de trabajo que viene haciendo la Delegación del Gobierno, que se basa en la lucha contra las bandas especializadas y la persecución de actividades delictivas que causan daños en sectores importantes de nuestra economía", ha indicado la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes.

La operación se inició en septiembre del pasado año cuando se produjo un robo en un cajero automático ubicado en la localidad madrileña de Humanes, haciendose cargo de la investigación la Guardia Civil de Arroyomolinos.

Los agentes detuvieron 'in fraganti' el pasado día 18 de enero al cabecilla de la red cuando cometía un robo en una tienda de telefonía en la localidad de Pinto, donde se le intervino, dentro del vehículo, 150 terminales de teléfonos móviles de última generación y diverso material informático. Tenían preparado otro robo más en Aranjuez y Alcobendas.

Por tales hechos procedieron a la entrada y registro de dos domicilios ubicados en Ciempozuelos y a la detención del resto de los integrantes del grupo, implicados hasta el momento en una veintena de robos con fuerza.

FABRICABAN LANZAS TERMICAS

La red estaba perfectamente organizada y estructurada y siempre actuaba del mismo modo. Según ha explicado el teniente del Puesto de Arroyomolinos, el 'modus operandi' de la banda consistía en localizar cajeros automáticos, tiendas de telefonía móvil, de venta de oro y joyerías que tuvieran un local contiguo abandonado o en alquiler, al que hacían un estudio para comprobar que no tuviera ningún tipo de actividad.

Los integrantes de la organización realizaban un estudio exhaustivo del local en horas diurnas y sin levantar sospechas durante tres o cuatro días seguidos.

Una vez que marcaban su objetivo, otro integrante de la red, cerrajero de profesión y con ropa de trabajo adecuda, extraía el bombín de la cerradura del local sin actividad y colocaba otro en su lugar, llegando a cambiar en un mismo día tres o cuatro bombines de cerraduras.

Posteriormente, acudían otras tres personas con herramientas de obra y lanzas térmicas, que previamente habían fabricado o manipulado para cometer los robos, y hacían un butrón en el establecimiento que iban a robar. Para esta fase solían emplear una o dos semanas, dependiendo de la dificultad y siempre actuando por la tarde-noche.

Cuando tenían todo dispuesto para cometer el robo, los integrantes de la red llegaban en diferentes vehículos y aparcaban en calles aledañas, donde dos de ellos eran los encargados de realizar funciones de vigilancia para no ser sorprendidos. En algún robo utilizaron inhibidores de frecuencia.

Una vez cometido el robo abandonaban el lugar por separado, utilizando para ello un vehículo lanzadera que no portaba efectos sustraídos para evitar una posible presencia policial. Posteriormente se unían en una zona previamente pactada.

Después de cometer el robo, que normalmente era mercancía, localizaban posibles receptadores para dar salida a una parte del material robado, remitiendo la otra parte a su país de origen, a través de empresas de paquetería.

Entre el material incautado se encuentran televisiores, videoconsolas, diverso material informático, cinco vehículos, bombonas de oxígeno y material para perpetrar los robos, todo ello valorado en 60.000 euros.