Cae una red que clonaba vehículos robados con ayuda de un funcionario corrupto

  • En total, 19 detenidos, 14 registros, 5 investigados, 8 nacionalidades, 85 vehículos robados y más de 1,5 millones de euros

La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ha desarticulado un grupo internacional de delincuentes dedicado al robo de vehículos que "clonaba" con otros existentes gracias a la ayuda de un funcionario provincial que les daba información sobre otros legales. Un total de 19 detenidos, 14 registros, 5 investigados, 8 nacionalidades diferentes, 85 vehículos robados y más de 1,5 millones de beneficio ilícito son las cifras de la operación "Histórico".

En ella ha caído una red internacional dedicada al tráfico ilícito de vehículos desde España hasta Europa. Se les acusa de pertenencia a organización criminal, robo, falsificación de documentos, receptación y blanqueo de capitales. Hay detenidos españoles, griegos, franceses, rumanos, polacos, portugueses, brasileños y búlgaros y los agentes se han incautado de herramientas para abrir puertas de vehículos, dispositivos electrónicos para anular las medidas de seguridad antirrobo, aparatos para detectar y anular señales electromagnéticas y varias armas largas.

La investigación parte de la sorpresa de un ciudadano al ver que le llegaban multas por exceso de velocidad de lugares por los que no había pasado. Lo comunicó en septiembre de 2016 a la Guardia Civil, que comprobó que su coche y el denunciado se parecían pero no eran el mismo, es decir, "coexistían en ese momento dos vehículos de la misma marca, modelo y placa de matrícula circulando en España". Uno era un "clon".

Lo conducía un ciudadano de origen búlgaro con múltiples antecedentes por robo de vehículos, falsificación de documentación y receptación de los coches robados. El hombre y su pareja sentimental, igualmente con antecedentes por delitos similares, poseían diversos automóviles en Bulgaria que en la actualidad estaban matriculados en España.

Los investigadores comprobaron que actuaba junto con criminales de distintas nacionalidades, incluidos españoles, para robar los vehículos, principalmente en Madrid. Para ello, seguían a los dueños y detallaban sus rutinas, lugares de estacionamiento, domicilios y horarios. Posteriormente, se hacían con los coches e inhabilitaban los sistemas de GPS para impedir que pudieran ser rastreados.

Él mismo falsificaba los números de bastidor, mientras otros integrantes de la red de nacionalidad búlgara, le proveían de las placas de matrícula y la documentación falsificada. Otros miembros de la organización (polacos, estonios, griegos y búlgaros) se encargaban de recibir los vehículos sustraídos, ya falsificados, que eran vendidos en otros países de Europa, en algunas ocasiones por piezas.

Dependiendo de la demanda internacional de la red de contactos que poseía la organización, se enviaban a un país u otro por encargo. No todos los vehículos sustraídos eran falsificados. Una rama compuesta por ciudadanos polacos compraba los de una determinada marca para luego venderlos despiezados por desguaces, obteniendo incluso mayores ingresos por su venta en piezas separadas que por el automóvil completo.

Ello también aportaba mayor seguridad frente a investigaciones policiales, dada la complejidad de analizar la trazabilidad de las piezas, porque solo el motor y la caja de cambios poseen un código que lo vincula al número de bastidor. Una vez que robaban un vehículo, este grupo criminal buscaba otros de la misma marca y modelo sobre los que obtenían información de su propietario, de la placa de matrícula, características técnicas y número de bastidor, para falsificarlos y clonar sobre el sustraído.

En esta importante fase, contaban con la colaboración de un funcionario de una Diputación Provincial, quien facilitaba información de vehículos legales a la organización para clonar la identidad, utilizando las bases de datos de la DGT a las que tenía acceso. Cuando el funcionario dejó su cargo en la Diputación, utilizó a otros tres antiguos compañeros para conseguir la información que él ya no podía obtener de las bases de datos.

La mayoría de vehículos robados en España habían sido falsificados con la identidad de otros legales matriculados aquí, encontrándose igualmente matriculados en terceros países. De esa manera, coexistían dos vehículos con el mismo número de bastidor y placas de matrícula: el original en España y el robado-falsificado en otro país.

Esta operativa la han repetido hasta con 85 vehículos robados en territorio nacional, con países como Portugal, Polonia, Rumanía, Francia, Austria, Rusia, Bulgaria y Bélgica, en los que la organización tenía infraestructura.