Media docena de cabras monteses del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama han sido trasladadas esta semana al Pirineo francés donde servirán para recuperar una especie extinguida en el país vecino.
El proyecto se enmarca dentro del programa de cooperación firmado por los gobiernos de Francia, España y Andorra para la conservación de la biodiversidad pirenaica y en particular, la recuperación de las especies de fauna silvestre más importantes del Pirineo, entre las que se encuentra la cabra montés.
Así, desde hace dos años, la Comunidad de Madrid ha realizado distintas aportaciones de este animal a demanda de las autoridades galas para reintroducir la especie en su territorio, hasta un total cercano a los 170 ejemplares del animal.
El consejero de Medio Ambiente de la Comunidad de Madrid, Jaime González Taboada, ha viajado hasta el Pirineo francés para participar junto a autoridades galas en la suelta de los ejemplares de ungulados. Las cabras llevadas al Parque Nacional de Pirineos no podrán ser cazadas, ya que en Francia este animal no es una especie cinegética, y dispondrán de un collar radiolocalizador para su identificación en el monte.
Este acuerdo de colaboración, además de los beneficios directos asociados a la mejora del ecosistema de la vertiente francesa de los Pirineos, también conlleva importantes ventajas para el entorno del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, donde la cabra montés supone un problema debido a un exceso de población.
Según el último censo disponible, la población de cabra montés dentro del Parque Nacional de Guadarrama ronda los 4.000 ejemplares, lo que supone unas 42 por kilómetro cuadrado. Esta densidad actual de población supone daños sobre la vegetación y sobre especies de flora protegida y está provocando el desplazamiento de otras especies de fauna.
Ante esta situación, el Patronato del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, formado por más de 50 representantes de distintas administraciones y asociaciones, aprobó el pasado mes de febrero el plan de control presentado por la Comunidad de Madrid para reducir el número de cabras en la zona a unos 1.300 ejemplares.
Además de cesiones como la realizada hoy -tanto a otros países como a las comunidades autónomas que lo soliciten-, y teniendo en cuenta factores como las tasas de natalidad y mortalidad natural de la especie, el plan establece la extracción de entre 500 y 700 cabras al año hasta 2020, a través de un modelo mixto que combina la captura en vivo y con arma de fuego.