La Audiencia de Madrid juzga a una banda de sicarios de un cártel colombiano que cobraban deudas de droga

Los principales acusados de formar una banda de sicarios especializada en el cobro de deudas derivadas del tráfico de cocaína negaron hoy haber asesinado y descuartizado en septiembre de 2007 a un hombre en Ciempozuelos por no haber pagado el dinero que supuestamente les debía de un asunto de drogas.

En la primera sesión del juicio por estos hechos, que comenzó hoy en la Audiencia Provincial de Madrid, declararon seis de los trece acusados, la mayoría de nacionalidad colombiana y que se enfrentan a una petición de penas del fiscal de entre 1 y 44 años de cárcel.

Los seis negaron cualquier relación con el tráfico de estupefacientes y, por tanto, que cobraran deudas de drogas por orden de Leonardo D.J., alias "Pampo", supuesto líder de esta organización de narcotraficantes en Colombia y que se encuentra pendiente de extradición.

Lo que sí admitieron es conocerse entre ellos de coincidir en un bar frecuentado por colombianos llamado "El Búho", en el barrio del Pilar de Madrid, y de jugar al fútbol en unas instalaciones próximas a ese establecimiento, aunque aseguraron que no se habían intercambiado sus teléfonos porque siempre se veían en esos sitios.

Así, tres de ellos -Juan Pablo Álvarez Lizcano, Bernardo Salazar y Fabio Brand (que se enfrentan a 44, 28 y 16 años de cárcel, respectivamente)- relataron que, tras verse en el bar, fueron a Collado Villalba en diciembre de 2007 para ir a buscar a unas chicas.

A preguntas del fiscal rechazaron haberse desplazado hasta allí para cobrar una deuda de 10.000 euros que les debía un hombre llamado Héctor Fabio Muñoz al que supuestamente trataron de secuestrar junto a su compañera sentimental.

El representante del Ministerio Público les recordó sin embargo que ellos tres y un cuarto acusado, que aún no ha prestado declaración -Ender Miguel Quintero-, fueron interceptados por la policía local de Collado Villalba después de que la mujer a la que presuntamente trataron de secuestrar lograra escapar y alertara a los agentes.

A este respecto, mantuvieron que no conocían a esa persona y que si su compañera les hubiera identificado, los policías "no nos habrían dejado libres".

En Barcelona también reconocieron haber estado, en febrero de 2008, los acusados Juan Pablo Álvarez, John Jairo, "Tutto" y Cristián Andrés García Escobar, "àscar", junto a Luis David García Quintero (uno de los procesados pendiente de prestar declaración), aunque manifestaron que cada uno fue por distintos motivos y que coincidieron allí de forma casual.

Estos tres procesados negaron de este modo que el motivo del viaje fuera el cobro de una deuda a una persona apodada "el abuelo", así como recoger un alijo de 15 kilos de cocaína.

La declaración más sorprendente fue la de Bernardo Salazar, defendido por Antonio Alberca -abogado del acusado del 11-M Rafá Zouhier-, que sostuvo que si en su día confesó ante la jueza de instrucción haber cobrado dinero de deudas y dárselo a García Quintero fue porque la guardia civil le golpeó y su "declaración fue manipulada".

Al ser preguntado sobre la aparición de un cigarrillo con su huella de ADN en el lugar donde fue hallada enterrada la víctima que fue descuartizada y sumergida en ácido para impedir su identificación, aseguró no haber estado nunca en esa localidad, para después matizar: "bueno, no sé, no conozco Madrid bien".

El juicio continuará este martes con la declaración del resto de los acusados, cinco de los cuáles se encuentran en libertad.

SICARIOS EN ESPAÑA

La actividad de los carteles del narcotráfico colombiano en España no es nueva. Desde hace años se repiten crímenes por encargo, con los que estas mafias saldan sus cuentas. Los sicarios cometen sus asesinatos y regresan a su país. Pero hay bandas establecidas en nuestra comunidad, que en su argot se conocen como "oficinas de cobro".

El 8 de enero de 2009, dos personas con gorras y bragas militares entran en la habitación 537 del Hospital 12 de Octubre. Uno de ellos saca una pistola con silenciador y dispara cuatro veces contra Leónidas Vargas, capo colombiano de la droga, que está allí ingresado. A sangre fría y sin piedad. Dos días después, son asesinados en colombia el hermano de Vargas y su novia, la actriz Liliana Lozano. Un ejemplo claro que cómo actúan los sicarios, los asesinos a sueldo.

En su mayoría, como los 13 juzgados este lunes, son colombianos o de Europa del Este. Sus crímenes suelen estar relacionados con el narcotráfico, pero no siempre. Muchas veces vienen de su país de origen, matan y se van, pero ya hay grupos con "oficinas de cobro" en Madrid, como demuestran los crímenes cometidos en nuestra Comunidad en los últimos años. Algunos de extrema crueldad, como el de un colombiano de 31 años, encontrado descuartizado en varias bolsas de plástico en el paraje de La Marañosa de San Martín de la Vega, en octubre de 2007.

Los sicarios asesinaron también a tiros, en diciembre de 2008, al Abogado Alfonso Díaz Moñux, cuando entraba en el garaje de su casa de Madrid. Otro letrado, Rafael Gutiérrez Cobeño, también fue tiroteado en el interior de su coche cerca del parque de El Retiro, el 27 de octubre de 2005.

Más recientemente, el 12 de junio de 2009, en plena calle y ante numerosos testigos, un asesino a sueldo disparó por la espalda a hombre de 30 años en la calle Juan Español, de Usera. Otro ajuste de cuentas.