El hombre acusado de conducir 15 kilómetros en sentido contrario por la M-30 en noviembre de 2007 ha aceptado hoy en la Audiencia Provincial una pena de tres años de prisión, siete menos de los que se le pedían en un principio, y la prohibición de conducir durante diez años. Al procesado Miguel G.A., la Fiscalía le ha retirado el delito de homicidio en grado de tentativa y se le ha condenado únicamente por un delito de lesiones y otro contra la seguridad del tráfico, y se la impuesto una pena de 2.160 euros.
Además, al acusado, que en el momento de los hechos tenía 25 años y que no ha querido hacer ningún tipo de comentario al tribunal de la sección 17 que le ha juzgado, se le ha aplicado el atenuante de reparación del daño por haber pagado ya parte de la indemnización que se le pedía.
Gonzalo G.L., el hombre que sufrió un accidente por la circulación inadecuada del acusado, y que por las secuelas que sufrió tuvo que dejar su profesión de bombero, ha recibido entre lágrimas la noticia de la rebaja de la condena porque, aunque ha sido un acuerdo de conformidad entre todas las partes, le parece una condena escasa. "No hay justicia, no quiero añadir nada más", ha comentado la víctima. "Me parece muy mal, una vergüenza, deberían de haberle puesto más años de prisión" ha comentado, por su parte, Ismael, un testigo de los hechos y que sí pudo esquivar el coche del kamikaze.
Tanto Ismael como otros testigos, que al no celebrarse el juicio no han tenido que declarar, han recordado en los pasillos de la Audiencia madrileña el "miedo" que pasaron al ver a un conductor en sentido contrario. "Iba en línea recta, sin cambiar de carril", han asegurado los testigos, que han resaltado que cuando el acusado se chocó contra el coche de la víctima ambos quedaron inconscientes y tuvieron que ser sacados de sus vehículos por los servicios de emergencias.
Según el escrito provisional del Ministerio Público, los hechos sucedieron sobre las ocho de la mañana del 25 de noviembre de 2007, cuando Miguel G.A., que conducía por la M-30, al llegar a la altura del estadio Vicente Calderón aprovechó que confluían ambos sentidos de circulación sin que hubiera una separación de una valla y dio la vuelta en sentido contrario.
De esta forma circuló seis kilómetros por los túneles de la M-30 y otros nueve kilómetros por la zona al aire libre de la citada autovía, recorrido en el que los conductores que circulaban correctamente "debían apartarse de la trayectoria del procesado para evitar la colisión" ya que él "no lo hacía".A la altura del kilómetro 0,5 de la M-30, en una zona de curva, uno de los conductores, Gonzalo G.L., no se dio cuenta de lo que ocurría y chocó "violenta y frontalmente" contra el coche del procesado.