Los violentos enfrentamientos entre los islamistas egipcios y la policía causaron hoy al menos 40 muertos y 200 heridos en El Cairo, convertida en un campo de batalla y en escenario de las mayores protestas desde el pasado agosto.
Pese a la represión de los últimos meses, los Hermanos Musulmanes y demás partidarios del depuesto presidente Mohamed Mursi trataron en esta jornada festiva -en la que se celebraba el 40º aniversario de la guerra de 1973 contra Israel- de recobrar su pulso.
Su desafío a las estrictas medidas de seguridad acabó sin embargo en un baño de sangre, el más grave desde la ola de violencia que siguió al desalojo de las acampadas de los islamistas en El Cairo el 14 de agosto pasado.
Miles de sus seguidores se organizaron en pequeñas marchas al término del rezo musulmán del mediodía para demostrar que siguen teniendo peso en las calles.
Su objetivo era llegar a la plaza de Tahrir, en el corazón de El Cairo y epicentro de las manifestaciones anti Mursi, pero los militares blindaron sus accesos con tanques y carros de combate.
Las fuerzas de seguridad dispersaron a los islamistas con gases lacrimógenos, pelotas de goma y fuego real en los barrios de Dokki y Mohandisin, en la orilla oeste del Nilo, y en zonas del centro de la capital como la plaza Ramsés.
Según el Ministerio egipcio de Sanidad, 40 personas murieron en esta jornada en El Cairo, tres en la ciudad de Beni Suef y una en la localidad de Delga, en la provincia de Minia, una cifra global similar a la ofrecida por los Hermanos Musulmanes.
Una fuente de seguridad informó a Efe de que en la zona cairota de Ramsés los manifestantes incendiaron neumáticos y cortaron la avenida principal y que en Dokki la policía respondió con fuego real a los disparos efectuados primero por islamistas.
La versión de la cofradía apunta, sin embargo, a que la policía abrió fuego contra manifestantes pacíficos, por lo que atribuyó "la responsabilidad total de los crímenes y matanzas" a los dirigentes del golpe militar.
El Ministerio del Interior había advertido de que "enfrentaría cualquier acción fuera de la ley y a las personas que instigan al caos".
Un total de 423 personas fueron detenidas en El Cairo por llevar a cabo "actos de sabotaje" y usar armas de fuego, según Interior.
Para asfixiar las protestas, tras los disturbios del pasado viernes, el ejército y la policía se desplegó en las principales arterias de la ciudad y en los puentes sobre el Nilo.
En el barrio de Mohandisin, de clase media y con una importante zona comercial, el manifestante islamista Atef Rayan dijo a Efe que ya es hora de decir "basta" a las autoridades surgidas tras el derrocamiento de Mursi.
Rayan, de 19 años y con una bandera egipcia en la mano, afirmó que "los egipcios estaban desconcertados ante tanta sangre, pero harán escuchar su voz a los golpistas".
"No tenemos miedo a morir si hace falta, porque creemos en nuestra causa justa", subrayó rodeado de cientos de partidarios de Mursi, que fue destituido por los militares el pasado 3 de julio tras multitudinarias protestas que pedían elecciones anticipadas.
En contraste con estas imágenes de violencia, miles de partidarios del Ejército se concentraron en la plaza Tahrir y en los alrededores de palacio presidencial de Itihadiya en un ambiente festivo.
Fuegos artificiales y haces de luces inundaron estas zonas, que fueron sobrevoladas con helicópteros militares que portaban la bandera de Egipto.
Al caer la noche, el estadio de la Defensa Aérea en El Cairo fue escenario de las celebraciones oficiales con motivo del aniversario de la guerra de 1973, donde no faltó la música y el teatro.
La guerra de 1973 (conocida como Guerra del Yom Kippur o del Ramadán) fue la cuarta que enfrentó a Israel con países árabes, en este caso Egipto y Siria.
En un discurso a la nación con motivo de la efeméride, antes de que comenzaran los enfrentamientos, el primer ministro egipcio, Hazem Beblaui, destacó que el pueblo egipcio apoya a las Fuerzas Armadas en su plan para "establecer un estado democrático".
Beblaui aseguró que el país ha elegido el camino de "la democracia, la justicia y la paz" y llamó a todo el pueblo a regresar "al seno de Egipto sin divisiones ni discordias".