El vicepresidente chino, Xi Jinping, considerado el futuro líder de su país, reapareció hoy en público tras dos semanas de haber permanecido ausente sin que el Gobierno diera una explicación oficial.
Xi, según informó la agencia de noticias oficial china Xinhua, llegó a la Universidad de Agricultura de China en la mañana de hoy "para asistir a las actividades organizadas por el Día para la Popularización de la Ciencia".
La agencia ha distribuido también una fotografía de Xi a su llegada a la Universidad, en la que se le ve caminando y vestido con una cazadora oscura y una camisa blanca abotonada hasta el cuello.
Según Xinhua, el vicepresidente instó a cuidar la seguridad alimentaria y declaró que "al tiempo que se fortalece la supervisión y el castigo (contra quienes actúen contra ella), toda la sociedad debería movilizarse para centrarse en este asunto de modo que se cree un ambiente social seguro".
Xi también instó a que los niños aprendan hábitos nutricionales sanos y a los profesores a desarrollar actividades que fomenten entre los alumnos el aprecio por las ciencias.
Hasta el momento los medios oficiales no han proporcionado información sobre la causa que ha mantenido a Xi, de 59 años, ausente de la vida pública durante dos semanas.
Esa ausencia del hombre del que se espera que lidere el país el próximo decenio desató las conjeturas sobre su estado de salud y las posibles consecuencias para el proceso de transición en el poder.
En los medios occidentales se había conjeturado con hipótesis que oscilaban desde un simple dolor de espalda hasta un ataque cardíaco o una operación de emergencia para tratar un cáncer.
El portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, Hong Lei, se había limitado a repetir durante la última semana en su rueda de prensa diaria (donde recibe cada día a la prensa extranjera), ante la insistencia de la prensa extranjera que le interrogaba sobre el paradero del vicepresidente, que "ya he contestado esa pregunta".
Los medios oficiales chinos sólo se refirieron en una ocasión a actividades del vicepresidente durante las dos semanas de ausencia, el jueves, cuando el "Diario de Guangxi" afirmó que Xi expresó sus condolencias a la familia de un veterano dirigente de esta ciudad del sur del país, Huang Rong, fallecido el pasado día 6.
Según aquella información, el presidente Hu Jintao y Xi, entre otros altos cargos, "expresaron su dolor por el fallecimiento y sus más profundas condolencias por diversos medios" a la familia de Huang.
Aunque la publicación de esa sucinta noticia se había visto entre los analistas como un intento por parte de las autoridades chinas de acallar los rumores en tanto al vicepresidente, las conjeturas no disminuyeron.
Hasta hoy, el vicepresidente había sido visto en público por última vez el pasado día 1, cuando pronunció un discurso ante la Escuela Central del Partido Comunista de China.
El día 5 canceló las reuniones que tenía previstas con la secretaria de Estado de EE. UU., Hillary Clinton y con el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong. Días más tarde también suspendió su reunión con una delegación rusa, mientras que este lunes dejaba de celebrarse un encuentro con la primera ministra danesa, Elle Thorning-Schmidt.
La ausencia de la vida pública de Xi resultaba tanto más llamativa por cuanto, aunque aún no se ha convocado oficialmente, se espera que en octubre se celebrará el XVIII Congreso del Partido comunista Chino (PCCh), en el que el vicepresidente tomará el relevo de Hu Jintao al frente del Partido para los próximos diez años. En abril le sustituiría como jefe de Estado chino.
El proceso de transición ya se ha visto empañado este año por el escándalo en torno al otrora todopoderoso secretario general del PCCh en la ciudad de Chongqing, Bo Xilai, destituido el pasado marzo.
Su esposa, Gu Kailai, fue declarada culpable en agosto del asesinato en noviembre del año pasado del empresario británico Neil Heywood, un antiguo amigo de la familia con quien había mantenido disputas económicas.
Gu recibió una condena a muerte aplazada, lo que en la práctica evita su ejecución.
PROTESTAS CONTRA JAPÓN
Miles de personas se manifestaron hoy en decenas de protestas antijaponesas en toda China que en ocasiones se tornaron violentas, en medio de la escalada de tensión entre ambas potencias por la soberanía de las islas Diaoyu.
La principal de las concentraciones se produjo ante la sede de la Embajada nipona en Pekín, en el distrito de Chaoyang, en la que miles de personas se concentraron para protestar contra la compra esta semana por parte de Tokio de tres de los islotes del archipiélago.
La Policía, reforzada por paramilitares y fuerzas del orden no uniformadas, cortó el tráfico de las calles en torno a la legación diplomática y formó un cordón en torno al edificio.
Frente al cordón, los manifestantes, que portaban numerosas banderas y retratos del que fuera líder del país Mao Zedong, coreaban lemas como "Abajo Japón" o "las Diaoyu son chinas", según explicaron testigos presenciales.