Ariel Castro, el hombre que secuestró, violó y maltrató durante una década a tres mujeres en Cleveland (Ohio, EEUU), apareció este miércoles ahorcado en su celda, apenas un mes después de haber sido condenado a prisión de por vida. Las autoridades están investigando las circunstancias de su muerte, toda vez que el reo estaba bajo vigilancia estrecha, aunque no contaba con protección frente al suicidio.
Los resultados preliminares de la autopsia efectuada al cuerpo de Ariel Castro, quien secuestró, violó y maltrató durante una década a tres mujeres en Cleveland (Ohio, Estados Unidos), concluyen que se suicidó anoche en su celda, aunque su abogado afirmó hoy que investigará a fondo su muerte.
Jan Gorniak, forense del condado Franklin, explicó hoy que la causa de la muerte de Castro, de 53 años y origen puertorriqueño, fue un suicidio por ahorcamiento y agregó que están pendientes los resultados de las pruebas de toxicología.
El martes por la noche Castro fue encontrado ahorcado en la celda del centro penitenciario de las afueras de Columbus (Ohio) donde cumplía la condena a cadena perpetua sin libertad condicional que un juez le impuso el pasado 1 de agosto.
Esa condena le fue impuesta por el cargo de homicidio agravado, por golpear a una de las mujeres durante el cautiverio hasta causarle un aborto, y por el resto de los casi 1.000 cargos que enfrentaba, entre ellos cientos por violación, recibió varias sentencias consecutivas que sumaban otros 1.000 años más en prisión.
Castro estaba bajo una estrecha vigilancia en prisión, pero no contaba con protección frente al suicidio.
Su abogado, Craig Weintraub, reveló hoy que las autoridades penitenciarias rechazaron hace dos semanas una petición para que un psicólogo forense examinara las "tendencias suicidas" de su cliente.
La petición, según Weintraub, se hizo a la luz de una carta de 2004 en la que Castro hacía referencia al suicidio y encontrada por el FBI en la casa de Cleveland donde mantuvo cautivas a sus tres víctimas durante una década.
La familia de Castro "está devastada por la noticia", dijo Weintraub al programa Today de la cadena NBC de televisión, donde prometió llegar "hasta el fondo" en la investigación de las circunstancias de la muerte de su cliente porque se trata de "un ser humano".
Por su parte, John O'Brien, portavoz de la oficina del alguacil del condado de Cuyahoga, indicó hoy que Castro fue puesto bajo vigilancia para evitar un posible suicidio cuando fue detenido en mayo, pero tras una evaluación psicológica se decidió eliminar esa protección.
Ante las numerosas peticiones de la prensa, la firma de abogados que representa a las tres víctimas de Castro, Michelle Knight, Amanda Berry y Gina DeJesús, señaló que ninguna de las tres ni sus familias prevén hacer declaraciones.
El alcalde de Cleveland, Frank Jackson, sí habló y pidió a los ciudadanos y a la prensa que respeten la privacidad de las tres mujeres para que puedan "seguir adelante con sus vidas".
Las tres mujeres fueron secuestradas por Castro en los años 2002, 2003 y 2004, y recuperaron la libertad el pasado 6 de mayo cuando, en un descuido de su captor, Berry logró escapar y pedir auxilio a gritos.
Un vecino, Charles Ramsey, acudió en su rescate y ayudó a la joven a romper la puerta de la casa en la que estaba secuestrada.
Berry reveló entonces que en la casa había más personas recluidas contra su voluntad: DeJesús, Knight y una hija de esta, de seis años, fruto de los abusos de Castro.
Tras el rescate los vecinos no salían de su asombro y aseguraron que en ningún momento sospecharon que Castro pudiera ser responsable de los secuestros, dos de los cuales, los de DeJesús y Berry, eran muy conocidos por la comunidad.
El día en que conoció su condena Castro pidió perdón a sus víctimas.
"No soy un monstruo. Estoy enfermo", dijo. "Creo que yo soy también una víctima", sostuvo entonces.
Castro relató que había sufrido abusos sexuales siendo joven y habló también de su adicción a la pornografía.
"No estoy tratando de poner excusas. Sé que obré mal, pero no soy una persona violenta", indicó.
También contó que en la casa en la que mantuvo secuestradas a las tres mujeres había "armonía" y que las acusaciones de abusos sexuales eran "falsas", puesto que, según él, "muchas veces" ellas le pedían tener sexo.
Pero el juez Michael J. Russo, al leerle la condena, fue rotundo: "Usted separó a tres mujeres de sus familias y sus comunidades, las hizo esclavas y las trató como si no fueran personas".