El Congreso de Estados Unidos inició hoy su sesión número 112 con fuertes divisiones entre demócratas y republicanos sobre el rumbo del país, y con la oposición republicana dispuesta a recortar varios programas internos y revocar la reforma sanitaria promovida por el presidente del país, Barack Obama.
La jornada comenzó con la apertura simultánea de las sesiones en la Cámara de Representantes, ahora bajo control republicano, y del Senado, que permanece en manos de los demócratas.
En la Cámara de Representantes, los republicanos son 242 -se requiere una mayoría simple de 218 votos para aprobar leyes- y los demócratas, 193. El número de nuevos miembros en la Cámara Baja es de 87 republicanos y nueve demócratas.
En sus funciones como presidente del Senado, el vicepresidente de Estados Unidos, Joe Biden, tomó juramento a los 21 miembros de la Cámara Alta que ganaron la reelección y a 13 nuevos miembros, todos republicanos menos un demócrata.
En las próximas horas, la saliente presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, cederá el cargo al republicano John Boehner, tras cerca de cuatro años de controlar la agenda legislativa en ese órgano legislativo.
Boehner ofrecerá un discurso y tomará el juramento del resto de los miembros de la Cámara de Representantes.
Posteriormente, comenzará el debate de un paquete de cambios a los reglamentos que rigen en la Cámara de Representantes, propuesto por los republicanos y que ya ha suscitado críticas de los demócratas.
Pelosi y los demás líderes demócratas en la Cámara de Representantes indicaron el martes que su agenda estará centrada en la creación de empleos, el fortalecimiento de la clase media y la reducción del déficit.
Pelosi, como nueva líder de la minoría demócrata, expresó su voluntad de trabajar con los republicanos pero también dejó en claro que tendrán que rendir cuentas si impulsan medidas que perjudiquen el bienestar económico del país.
Los republicanos, fieles a su promesa electoral de austeridad fiscal, prevén este año aprobar recortes de 100.000 millones de dólares en diversos programas internos, y han programado un voto para la próxima semana para revocar la reforma del sistema de salud del país.
Aunque los republicanos de la Cámara de Representantes han prometido revocar o debilitar varias de las leyes aprobadas en 2010, en el Senado afrontarían una lucha cuesta arriba porque allí los demócratas mantienen 53 escaños, incluyendo los dos independientes que suelen votar con ellos.