Un convento franciscano del estado mexicano de Zacatecas desde el que se desarrolló parte de la evangelización de la Nueva España a partir de su fundación en siglo XVII permitió a los reyes de España reencontrarse con la historia colonial al final de su visita a México.
El recinto, abierto como convento en 1707 por una cédula real expedida tres años antes y en el que hoy funciona el Museo de Guadalupe, aunque cuenta todavía con un espacio para la vida monástica, fue declarado en 2010 por la Unesco Patrimonio de la Humanidad dentro de la Ruta Real del Camino Real de Tierra Adentro.
Con una extensión de casi 10.000 metros construidos, es una muestra de la arquitectura conventual barroca del siglo XVIII y en su condición de museo cuenta en la actualidad con una generosa colección obras de pintores novohispanos en veintiséis salas.
Se encuentra en el municipio de Guadalupe, a 7 kilómetros de Zacatecas (capital estatal), una ciudad de portentoso pasado minero y famosa por sus empinados callejones y sus bellas edificaciones coloniales.
Zacatecas, fundada en 1546 en tiempos del emperador Carlos V y conocida como "La Civilizadora del Norte", también es patrimonio de la Humanidad desde 1993 y se ubica a unos 600 kilómetros al noroeste de Ciudad de México.
El convento visitado hoy por los reyes, que se constituyó en museo en 1917, fue uno de los colegios de la Congregación de Propaganda Fide, creada por el papa Gregorio XV el 22 de junio de 1622 con el propósito de que la rama franciscana llevara la fe a los pueblos no evangelizados. El de Guadalupe formó a frailes que partieron hacia el septentrión novohispano y pronto fundaron misiones en los actuales estados mexicanos de Coahuila y Tamaulipas y en los estadounidenses de Texas y Luisiana.
"Zacatecas, por su auge minero, era la frontera que apoyó la evangelización en el norte de México" gracias a este convento que "se podría equiparar con una universidad" por la formación que recibían sus residentes en materias como geografía, teología o filosofía, según el especialista José María Muñoz Bonilla.
Muñoz, coordinador nacional de Delegaciones del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, destacó en un recorrido por el lugar con periodistas españoles la importancia de los óleos que cuelgan de las viejas paredes del majestuoso edificio.
Primero, por su contenido y calidad, pues fueron ejecutados por pintores novohispanos como Miguel Cabrera o Nicolás Rodríguez Juárez. Segundo, porque han permanecido allí "más de 250 años" pese a las adversidades que enfrentó la Iglesia con las Leyes de Reforma del presidente Benito Juárez (1858-1872), que separaron del Estado a la institución eclesial, y la Revolución Mexicana (1910-1917).
Entre las obras sobresale un lienzo de Cabrera (1695-1768) de casi ocho metros de altura por cinco de ancho bautizado como el Patrocinio de la Virgen de Guadalupe, en el que la patrona de México es sostenida por San Francisco de Asís.
En otra, San Cristóbal, el pintor Nicolás Rodríguez (1667-1734) cuenta la leyenda del patrón de los viajeros.
El Estado mexicano "ha destinado para su restauración 30 millones de pesos (1,8 millones de dólares) en los últimos diez años", detalló Muñoz, antes de mostrar la Biblioteca Conventual, que alberga 8.000 de los 30.000 volúmenes que llegó a tener de la memoria escrita de distintas ramas del pensamiento de los siglos XVI al XIX.
El Coro, situado en la parte superior del templo del convento, frente al altar mayor, destaca por la sillería tallada en madera, excelsa en su policromía y facturación.
Tras ese reencuentro momentáneo con la historia, en el que estuvieron acompañados por el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y su esposa, Angélica Rivera, los reyes Felipe VI y Letizia acudieron al Museo de Arte Abstracto Manuel Felguérez, construido a finales del siglo XIX, como sede del Seminario Conciliar de la Purísima.
El Seminario funcionó hasta el año de 1914 y formó a ilustres zacatecanos, entre los que destacan el poeta Ramón López Velarde. El inmueble, donde los reyes participaron en otro acto con el Peña Nieto y su esposa, fue tomado por las huestes revolucionarias de Francisco Villa, se usó posteriormente como cuartel militar y de 1964 a 1995 fue ocupado por la Penitenciaría del Estado.
El Museo abrió sus puertas el 4 de septiembre de 1998, como iniciativa del Gobierno de Zacatecas y del artista plástico local Manuel Felguérez, considerado pionero del arte abstracto en México, que ha realizado pintura, escultura y obra integrada a la arquitectura.