La Justicia estadounidense asestó hoy un duro golpe a las esperanzas del español Pablo Ibar de abandonar el corredor de la muerte, después de que un juez rechazara su petición de anular y repetir el juicio en el que fue condenado por un triple asesinato. "Han sido muy malas noticias, después de tres años (desde que se presentó la petición). Tanto tiempo nos está consumiendo", dijo a Efe entre lágrimas la esposa del condenado, Tania, quien tenía muchas esperanzas en que el recurso fuera admitido.
Ibar fue condenado en 2000 a pena de muerte por los asesinatos de Casimir Sucharsky, dueño de un club nocturno, y dos mujeres, Sharon Anderson y Marie Rodgers, cometidos en 1994 en una residencia de Miramar (Florida) y captados por una cámara de seguridad.
El español, que también tiene la nacionalidad estadounidense, siempre ha mantenido su inocencia y no se ha presentado ninguna prueba que le vincule físicamente a los crímenes, pero las imágenes del vídeo fueron utilizadas por el Estado como pieza central para solicitar la pena máxima.
El entorno de Ibar, que lleva 17 años en prisión y es el único español en el corredor de la muerte en EEUU, era optimista ante la audiencia de hoy, ya que el juez Jeffrey R. Levenson la había aplazado en tres ocasiones para estudiar más en profundidad los argumentos expuestos por el abogado de la defensa, Benjamin Waxman.
Sin embargo, Levenson se limitó este lunes a llamar al estrado a Waxman y a las dos fiscales encargadas del caso -que no quisieron hacer declaraciones- para entregarles un documento de unas 50 paginas en el que expone sus argumentos y su decisión, que la defensa apelará ante el Tribunal Supremo de Florida.
El rechazo del recurso cayó como un jarro de agua fría sobre muchos de los asistentes, entre los que estaba Tania con algunos familiares, el hermano de Ibar y varios de sus primos, que viajaron desde España para visitarle. Según comentaron sus familiares hoy a Efe, el condenado estaba este sábado muy nervioso y desconfiado pese a los ánimos que recibía de su abogado y su entorno, que confiaban en que el juez le diera la oportunidad de repetir el juicio dada la contundencia de los argumentos presentados.
"Me he quedado bastante desolada. Primero porque hayan denegado la moción y segundo por la forma en que se ha hecho: en tres minutos le han entregado al abogado la denegación", lamentó en declaraciones a Efe la cónsul de España en Miami, Cristina Barrios, quien también acudió a la audiencia.
En cualquier caso, "no me da la impresión de que sea un caso cerrado. Para nada", añadió. "Tenemos ahora una apelación al Supremo y seguiremos peleando. Eso es seguro", insistió.
También la esposa de Ibar trató de mostrarse optimista asegurando entre sollozos que tiene "esperanza en el Supremo" y que "finalmente saldrá bien", al tiempo que, casi sin poder hacerse entender, tuvo palabras de agradecimiento para quienes apoyan a su marido.
"Estoy muy descontento pero sigo creyendo en nuestros argumentos. Vamos a ir al Supremo", dijo a Efe Waxman, también visiblemente afectado por una decisión que mina la esperanza de que Ibar abandone el corredor de la muerte donde lleva once años.
El letrado admitió que el proceso que ahora comienza será largo. "Tenemos 30 días para presentar una notificación al Supremo de Florida indicando que vamos a apelar". Luego, el letrado interpondrá un recurso de apelación, para lo que "habrá que reunir todos los documentos, un proceso muy largo y laborioso", dijo a Efe. Finalmente, la respuesta de esa instancia se puede hacer esperar "dos o tres" años, según Waxman, quien insistió en que "vamos a hacer todo lo que podamos, obviamente, para hacer valer nuestros argumentos. Yo todavía creo en ellos".
Entre esos argumentos destaca que las imágenes captadas por una cámara de seguridad eran borrosas y de pobre calidad y no permitían identificar con certeza a la persona que aparece en ellas, según dijo en 2009 un experto británico, quien incluso afirmó que en Gran Bretaña nunca se habrían aceptado como prueba.
Uno de los principales argumentos rechazados hoy por el juez es que el abogado de oficio que defendió a Ibar, Kayo Morgan, en el juicio reconoció posteriormente haber cometido un grave error al no requerir el testimonio de un experto en reconocimiento facial.
Morgan admitió en 2009 que su defensa fue muy deficiente porque atravesaba un complicado periodo personal debido a los problemas de su esposa, que era drogadicta, y su mala salud, con continuos cuadros depresivos y "neumonía, insomnio, asma, bronquitis y fatiga", entre otras enfermedades que citó.