Las milicias prorrusas dejaron esta madrugada las últimas ciudades en el área de Slaviansk, rendida este sábado, y trasladaron todas sus fuerzas al área de Donetsk, capital de la región homónima con un millón de habitantes, donde quieren dar batalla a las fuerzas ucranianas.
El jefe de las milicias de Slaviansk, Ígor Strelkov, reconoció en una entrevista a medios rusos que la defensa de las ciudades en el entorno de Slaviansk "no tiene sentido (...) porque acabaría en otro cerco" como ya sucedió con la que fue hasta ayer un símbolo de la sublevación prorrusa contra Kiev.
Strelkov, identificado en Kiev como el oficial de la inteligencia militar rusa Ígor Guirkin, anunció que sus hombres se disponen a preparar la "defensa activa" de Donetsk, "mucho más cómodo de defender que el pequeño Slaviansk".
El repliegue de los separatistas hacia la capital de la región fue confirmado por el jefe del Servicio de Seguridad de Ucrania, Valentín Naliváichenko, que acusó a los insurgentes de querer "provocar el caos en los lugares de gran población (...) con el fin de destruir el Estado, sembrar el pánico y debilitar a Ucrania".
"Los terroristas han dejado las dos últimas ciudades antes de Donetsk: Druzhkovka y Konstantínovka", escribió a su vez en su Facebook el comandante del batallón de voluntarios ucranianos "Donbass", Semión Sémchenko.
Tras la rendición de Slaviansk, grandes columnas de milicianos fueron vistas ayer en las ciudades de Górlovka y Yenákievo, puerta de acceso a la capital de la región, a unos 30 kilómetros al norte de ésta, por la carretera que la une al área de Slaviansk.
Strelkov dio algunos detalles del repliegue de sus milicianos de Slaviansk, rendida a las fuerzas de Kiev tras más de dos meses de cruentos combates.
El jefe de los insurgentes explicó que al menos un 80 % de sus hombres y el 90 % de sus blindados, vehículos y armamento pudieron romper el cerco de los militares ucranianos y salir de la ciudad gracias a una maniobra de distracción de un grupo de milicianos.
La mayoría de los rebeldes que atacaron las posiciones de las fuerzas ucranianas para permitir que el grueso de las milicias abandonara Slaviansk perdieron la vida, reconoció Strelkov.
En el plano político, las negociaciones entre el Gobierno de Kiev y los separatistas parecen alejarse a pesar de la insistencia de la comunidad internacional en convocar una nueva ronda de consultas entre los dos bandos para buscar un alto el fuego duradero y evitar nuevas muertes entre la población civil.
El presidente de Ucrania, Petró Poroshenko, anunció anoche que sus órdenes a los militares ucranianos no han cambiado y su objetivo sigue siendo "estrechar el cerco a los terroristas y continuar con la operación para liberar las regiones de Donetsk y Lugansk".
"Estoy lejos de la euforia. La situación es muy compleja. Los terroristas se atrincheran en las grandes ciudades", se dirigió Poroshenko a los ucranianos en un mensaje a la nación.
Agregó que "los acontecimientos de los últimos días demuestran (...) que la decisión de dar por concluido el alto el fuego (vigente entre el 20 de junio y el 1 de julio pasados) fue la correcta".
"Los guerrilleros no lo apoyaron y ahora afrontan y seguirán afrontando un justo castigo por ello", aseveró el mandatario ucraniano.
Este sábado concluyó el plazo acordado a mediados de la semana por Kiev, Moscú, París y Berlín para celebrar la tercera ronda de consultas del llamado grupo de contacto para la crisis ucraniana, integrado por Rusia, Ucrania, la OSCE y los separatistas prorrusos.
Poroshenko ofreció al grupo de contacto celebrar las consultas tras acceder a negociar con los rebeldes e incluso a declarar un cese de hostilidades duradero.
El líder ucraniano ha puesto tres condiciones para volver al régimen del alto el fuego: su cumplimiento por los sublevados, la liberación de todos los prisiones y el establecimiento del control sobre la frontera ruso-ucraniana, con la cooperación de Rusia y bajo la vigilancia de la OSCE.