El rebelde Ejército Libre Sirio (ELS), en su mayoría compuesto por soldados desertores, ha decidido cambiar de táctica en los combates contra las fuerzas gubernamentales, dijo hoy a Efe el "número dos" del ELS, Malik Kurdi. "El Ejército Libre ha comenzado a utilizar una nueva táctica que consiste en no enfrentarse directamente con las brigadas de (Bachar) al Asad por el desequilibrio en las armas y las municiones", dijo Kurdi. Este dirigente militar explicó que el motivo del cambio es la desigualdad entre las armas que utiliza el ELS, que son ligeras, y las utilizadas por el Ejército sirio, que dispone de tanques, misiles, helicópteros y artillería pesada. "No es lógico hacer frente a ese Ejército con las armas y las municiones que tenemos", añadió Kurdi.
La nueva táctica consiste en que cuando las tropas gubernamentales entran en una ciudad, los rebeldes del ELS se retiran de allí para ubicarse rápido en otras zonas desde donde pueden dirigir ataques esporádicos contra el Ejército sirio. "De esta manera reducimos las pérdidas entre nuestras filas y las aumentamos entre las brigadas de Al Asad", indicó.
Por otro lado, Kurdi destacó que han superado las discrepancias que existían entre miembros del llamado Consejo Militar del ELS, que se compone de militares desertores con experiencia y se encarga de estudiar las políticas del ELS.
Desde que comenzara la revuelta popular contra el régimen de Al Asad en marzo de 2011, más de 8.000 personas han muerto en Siria, según cifras de la ONU (más de 9.000, según la oposición) por la represión en un conflicto que se ha agravado por los enfrentamientos entre las tropas oficiales y rebeldes.
LA FRONTERA REFUGIO DE DESERTORES
La frontera libanesa se ha convertido en refugio de una parte de los desertores sirios, que esperan conseguir armas para regresar a su país y unirse a la lucha armada en las filas del insurgente Ejército Libre Sirio (ELS).
En una aldea de la región fronteriza de Wadi Jaled, una veintena de soldados disidentes sobreviven en condiciones precarias. Al igual que la mayoría de los refugiados sirios, estos desertores, de entre 18 y 22 años, duermen en colchonetas sobre el suelo en una habitación en la que varios uniformes militares cuelgan de las paredes. Solo disponen de dos fusiles que consiguieron llevarse cuando huyeron al Líbano. "El mayor problema del ELS es que no tiene armas", dijo a Efe uno de los desertores.
El joven explicó que a eso se debe su presencia en Wadi Jaled, pues "la batalla es desigual y muy difícil" y se sienten frustrados por no poder hacer nada mientras los suyos son "masacrados" en Siria.
"Al principio nos decían que teníamos que atacar a mercenarios extranjeros, como franceses y norteamericanos, que entraron a nuestro país para destruirlo, pero a medida que pasaba el tiempo nos dimos cuenta de que la orden era matar a nuestros hermanos sirios", lamentó Mohamed.
"Esperamos que nuestra revolución triunfe por el bien de todos los sirios", apuntó Osama, que destacó que podría necesitarse al menos una década para reparar los destrozos causados por los bombardeos y no descartó que el conflicto se prolongue en el tiempo.
Pese a encontrarse en el Líbano, los disidentes tienen miedo de que los comandos de grupo chií libanés Hizbulá, aliado del régimen de Damasco, los encuentren y los entreguen a las autoridades sirias, en cuyo caso su destino sería la tortura y la muerte.
Los desertores llaman a Hizbulá (el partido de Dios, en árabe) el "partido del diablo" porque consideran que ayuda al Ejército regular sirio, al igual que, según dicen, hace el Gobierno de Teherán al mandar instructores castrenses a Siria.
Osama subrayó que milicianos de Hizbulá "participan en los combates contra la población civil junto a los 'shabiha' (matones del régimen)", mientras que a los instructores iraníes nunca los vio cuando servía en las Fuerzas Armadas sirias, porque "sólo trataban con los oficiales".
También temen una incursión del Ejército sirio en territorio libanés para capturarlos, ya que la frontera está a unos pocos kilómetros e incluso se pueden ver varias aldeas sirias desde el lado del Líbano.
Un grupo de libaneses les proporciona comida y mantas, además de protegerlos, porque como miembros del ELS, "nadie les ayuda", indica un vecino de la zona, que pidió el anonimato.