El programa de ajustes del primer ministro francés, el socialista Manuel Valls, que contempla un ahorro de 50.000 millones de euros entre 2015 y 2017, se somete en el Parlamento a una votación no vinculante, pero de una enorme importancia como factor de legitimación de su política económica.
La declaración del jefe del Gobierno en la Asamblea Nacional sobre ese controvertido plan está previsto que tenga lugar a las 16.15 hora local (14.15 GMT), tras lo cual se procederá al voto consultivo.
El programa ha llegado precedido de la oposición interna de los propios socialistas, partido en el que surgieron voces en contra de la cifra total fijada, que se propuso rebajar hasta los 35.000 millones, y otras opuestas a los sectores afectados por la reforma.
El plan incluía una congelación de las pensiones, de los salarios de los funcionarios y de algunos servicios públicos, con las que pretende financiar la rebaja de los impuestos patronales de 30.000 millones y reducir el déficit público del país, para cumplir en 2015 con el compromiso adquirido con Bruselas de situarlo en el 3%.
Este lunes, en un correo enviado a todos los parlamentarios socialistas, Valls aseguró que no congelará las pensiones de 1.200 euros y menos, lo que afecta a 6,5 millones de jubilados, y se comprometió a revisar anualmente la congelación de los salarios de los funcionarios en función de la situación económica del país.
Tras ese gesto y una reunión excepcional de la dirección del Partido Socialista, el buró nacional aprobó ayer por dos tercios a favor y uno en contra una resolución de apoyo al programa de estabilidad, pero no se descarta que esta tarde haya socialistas díscolos.
Los medios avanzan que, a menos que haya sorpresas, el texto debería ser aprobado, pero advierten de que una mayoría estrecha "debilitaría particularmente" a Valls, que asumió el cargo el pasado 1 de abril.
La mayoría de los diputados de la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP) votarán en contra, o así lo ha fijado la postura oficial del partido, mientras que los centristas lo debatirán esta mañana en una reunión, aunque se prevé que dejen libertad a sus integrantes.
Eso se traduciría en una "abstención constructiva", indicó el diario Le Parisien, para quien esta votación, aunque consultiva, supone la "primera prueba de fuego" para Valls, que esta mañana, en una breve declaración ante los medios, pidió "confianza" a los parlamentarios.
Ese mismo mensaje fue lanzado ayer por el presidente, el socialista François Hollande, que precisó que, más allá de medidas concretas, este pacto marca la estrategia de Francia hasta el final del quinquenio, con el objetivo de lograr un crecimiento a largo plazo.