China celebra los cien años de la caída de la última dinastía. Una ceremonia con un invitado de excepción, el ex presidente chino, Jiang Zemin, de 85 años de edad, que había sido dado por muerto, en medios de Hong Kong. El gobierno de Pekín negó los rumores sobre su fallecimiento, aunque tampoco confirmó el estado de salud del político, con el secretismo habitual en del régimen comunista.
Las informaciones sobre la muerte de Jiang se publicaron después de que éste no asistiera en julio al 90 aniversario de la fundación del gobernante Partido Comunista de China (PCCh), y los medios que publicaron el contenido citaban a fuentes familiares del expresidente, aunque unos días después rectificaron.
Jiang asistió hoy a la celebración de la Revolución de 1911 en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín, más delgado de lo habitual y visiblemente cansado, según la retransmisión de los canales estatales chinos.
El gobierno chino negó este verano los rumores sobre la muerte de Jiang, aunque tampoco confirmó el estado de salud del político retirado, con el secretismo habitual en la cúpula del partido-Estado.
En los últimos años la censura sobre la vida privada y el estado de salud de los políticos se ha reforzado debido al supuesto traspaso de poder que tendrá lugar en 2012, cuando se espera que el presidente chino, Hu Jintao y el primer ministro, Wen Jiabao, cedan el mando a la siguiente generación política, encabezada por el vicepresidente Xi Jinping.
En este traspaso dentro del régimen autoritario, exlíderes como el propio Jiang conservan suficiente poder para colocar en los principales órganos de gobierno a sus protegidos, según los analistas políticos del gigante asiático.