Las autoridades de Filipinas prosiguen con el recuento de víctimas mortales y afectados por las graves inundaciones que anegaron Manila y otras 15 provincias del norte del país, cuando el número de fallecidos ya asciende a 85 y los damnificados sobrepasan los 3 millones.
Mientras las aguas han remitido casi por completo en la capital, cuya área metropolitana llegó a estar inundada en un 60 por ciento, en varias provincias cercanas las riadas aún persisten debido al desbordamiento de varios embalses, informó el Centro Nacional de Prevención de Desastres.
El aumento de diecinueve víctimas mortales que refleja el último informe oficial, que elevan la cifra a 85, se debe a ahogamientos que se produjeron en las afueras de Manila a principios de semana, indicó Benito Ramos, jefe de Defensa Civil.
Los equipos de rescate siguen las labores de recuento de cadáveres y mantienen los trabajos de búsqueda para hallar a las ocho personas dadas por desaparecidas.
Además de la persistencia del agua en algunas zonas, la principal preocupación de las autoridades es mantener las condiciones de higiene mínimas en los 948 centros de evacuación en los que se hacinan más de 430.000 personas que tuvieron que huir de sus casas.
Ramos aseguró que los centros de evacuados permanecerán abiertos durante al menos una semana más, mientras se realizan las tareas de desintoxicación y limpieza de las calles, que acumulan toneladas de basura arrastradas por la riada.
"Muchas personas han regresado a sus hogares al observar el descenso de las aguas, pero aún estamos lejos de la normalidad (...). Tratamos de ayudarles para que regresen a sus vidas cotidianas con una masiva operación de limpieza, pero hay suciedad por todas partes y se tardará algún tiempo", declaró Ramos.
El Ministerio de Sanidad señaló que se reparten tabletas de purificación de agua y se lleva a cabo una campaña de vacunación para prevenir el brote de resfriados y otras enfermedades.
Las autoridades sanitarias temen que tras el desastre comience a expandirse una epidemia de leptospirosis, una enfermedad infecciosa que se contagia en zonas inundadas a través de la orina de las ratas y otros animales urbanos.
El Ministerio de Sanidad ha declarado la máxima alerta y ha pedido a los vecinos que acudan al centro médico más cercano al menor síntoma de fiebre o dolor muscular.
Además, otras 330.000 personas han buscado cobijo en casa de familiares y amigos, según indica el informe del Centro Nacional de Prevención de Desastres.
Las autoridades han comenzado a valorar los daños materiales causados por las riadas que, de momento, se calculan en más de 604 millones de pesos (unos 14,6 millones de dólares u 11,9 millones de euros) entre los daños producidos en las infraestructuras y los destrozos en los campos de cultivo de la zona.
El Gobierno anunció ayer que tiene disponible un fondo de 5.900 millones de pesos (unos 140 millones de dólares o 114 millones de euros) para desastres que está preparado para que los organismos nacionales atiendan las necesidades de los damnificados.
A pesar del buen tiempo de los últimos días y la disminución en el nivel de las aguas, el departamento meteorológico de Filipinas (PAGASA) advirtió hoy de que la próxima semana se esperan más lluvias y tormentas sobre las áreas del norte y centro de la isla de Luzón, que pueden acarrear nuevas inundaciones y corrimientos de tierra.
Los copiosos aguaceros, que trajeron en 48 horas las precipitaciones habituales en todo el mes, afectaron sobre todo a la capital y a otras 15 provincias del norte de Luzón, donde el agua también remite paulatinamente.
Expertos de las agencias internacionales han identificado el chabolismo y la acumulación de basura en el alcantarillado como principales motivos del elevado número de víctimas que causan las lluvias monzónicas en Filipinas.