Los 10 etarras juzgados en París abandonan la audiencia con un gran altercado

Los diez etarras confesos juzgados en el Tribunal de lo Criminal de París abandonaron hoy la audiencia entre forcejeos y golpes con los gendarmes que los escoltaban tras causar un altercado en protesta por las condiciones en que se desarrolla el proceso.

Los diez acusados, entre ellos el ex jefe militar de ETA Garikoitz Aspiazu Rubina, "Txeroki", se revolvieron contra los gendarmes después de que el presidente del tribunal, Jean-Pierre Ancel, decidiera expulsarlos ante su actitud de dar la espalda a los magistrados porque no se habían aceptado todas sus demandas.

Algunos, como Alaitz Aramendi, fueron sacados en volandas por los agentes tras haber sido reducidos en el suelo, mientras "Txeroki" salió gritando "¡Gora ETA!", después de que hubiera cantado el "Eusko Gudariak" junto a la treintena de miembros de sus familias que asistían a la audiencia, y que también fueron desalojados.

El incidente se había iniciado nada más comenzar la sesión de la tarde, una vez que Ancel comunicó a la abogada de los imputados, Amaia Recarte, que sólo podía aceptar una de las solicitudes planteadas por la mañana: que cada día del juicio algunos de los acusados pudieran reunirse unos minutos con sus familiares.

El juez informó a Recarte que no les podía dar satisfacción en los otros tres puntos planteados por los etarras porque no dependen de él, sino de la administración penitenciaria y de los servicios de seguridad del Palacio de Justicia.

Se trataba en primer lugar de comer los bocadillos que les traen sus familiares y no lo que se les envía desde prisión, "incomible", según había denunciado uno de los acusados, Oihan Barandalla, que hizo de portavoz.

También que no se espose con los brazos en la espalda a los que están calificados como "detenidos particularmente señalados" (DPS), en contra de lo que establecen las reglas penitenciarias; y de que las transferencias entre la prisión y el Palacio de Justicia no sufran los retrasos de los que quejaron que habían tenido ayer (entre una y dos horas), en la primera jornada del juicio.

Cuando, después de una suspensión de la sesión de unos quince minutos, Recarte se lo comunicó a sus clientes, Barandalla anunció al presidente: "no podemos seguir" porque "no se dan las condiciones para nuestra salud".

Los diez encausados se levantaron y se pusieron de espaldas, algo que el fiscal, Jean-François Ricard, dijo que "no se puede aceptar" por parte de un tribunal.

Ricard hizo hincapié en que los acusados sabían que algunas de sus exigencias no podían ser aceptadas, y que por tanto lo que buscaban con su comportamiento es "que se hable de este incidente en la prensa" para que "se diga que dan la espalda al tribunal francés".

Recarte, por su parte, reprochó que las peticiones de sus defendidos eran "reivindicaciones simples" para las que "hay soluciones" que ya se han aplicado en otros procedimientos.

Una vez que los diez encausados fueron expulsados, Ancel recordó que el procedimiento establece que al término de la audiencia se les comunicará -en los calabozos del Palacio de Justicia- el desarrollo de la vista oral.

Eso mismo se hará a partir de mañana si se negaran a comparecer.

La vista se reanudó en el punto en que se había dejado por la mañana, con la comparecencia de la comandante de la Subdirección Antiterrorista (SDAT) Claire Carimantran, sobre el secuestro de una familia guipuzcoana en agosto de 2007 por un comando de ETA en las Landas (suroeste de Francia).

El objetivo de ese secuestro, que se prolongó durante tres días, lo llevó a cabo la banda para robar el furgón de la familia, con matrícula española, para cargarlo de explosivos con vistas a cometer un atentado -finalmente fallido- en Oropesa del Mar.