La joven Rebeca Bitrus nació en una localidad de Nigeria hace 29 años y vivía feliz junto a su marido y sus dos hijos hasta que el 21 de agosto de 2014 el grupo terrorista Boko Haram invadió su ciudad, la secuestró y asesinó a uno de sus hijos lanzándolo al río. Durante su cautiverio, además de utilizarla como esclava sexual, le dijeron que le iban a colocar un cinturón de explosivos para inmolarse en un atentado y ella quería hacerlo para intentar escapar, como habían hecho otras chicas tras desactivarlo.