Las fuerzas de seguridad iraquíes y la milicia chií Multitud Popular avanzaron hacia la ciudad de Ramadi desde tres ejes, una estrategia con la que cortaron las líneas de abastecimiento del grupo yihadista Estado Islámico (EI).
Estos detalles de las operaciones fueron dados a conocer por el portavoz de la Multitud Popular, Ahmed al Asadi, en una rueda de prensa poco después de que se anunciara el inicio de la ofensiva para liberar Al Anbar, cuya capital es Ramadi.
Al Asadi señaló que las fuerzas iraquíes se dirigen a esta ciudad desde zonas del oeste, el este y el sur con el fin de expulsar a los yihadistas de la urbe, que cayó en su manos el pasado día 17 de mayo. Las tropas han llegado al kilómetro 35, en el oeste de Al Anbar; a la zona de Al Hasiba, situada en el sureste; y al área sur de la provincia, explicó.
Por su parte, el Ministerio de Defensa destacó en un comunicado las "grandes operaciones" del ejército y las milicias chiíes, que rodearon a los yihadistas desde todos los puntos y cortaron sus suministros de abastecimiento en Ramadi. Al Asadi aseguró por otro lado que la Multitud Popular no mantiene una coordinación directa con la coalición internacional, encabezada por EEUU.
Precisó que es el Comando Conjunto de las Operaciones (las fuerzas de seguridad iraquíes) el que se coordina con la alianza. El portavoz chií anticipó que las milicias chiíes "sorprenderán al enemigo con nuevo armamento" y vaticinó que la liberación de Al Anbar llevara "poco tiempo".
En la misma línea, el primer ministro de Irak, Haidar al Abadi, dijo que esto es "inminente" y confirmó que en las operaciones participan el Ejército y la Policía iraquíes y las milicias chiíes.
Tanto Al Abadi como el Ministerio de Defensa destacaron el papel de los milicianos chiíes, sin citar a los voluntarios suníes que también se unieron a la campaña, lo que apunta a que la Multitud Popular va a volver a liderar esta batalla contra el EI, como ya hizo en la ciudad de Tikrit.
La caída de Ramadi generó el desplazamiento de miles de familias y desbarató los planes de las autoridades iraquíes, que tras liberar a fines de marzo la provincia de Saladino contaban con expulsar rápido a los yihadistas de Al Anbar