La revuelta en Egipto es una señal del despertar islámico. Son palabras del ayatolá Ali Ja-menei. El gobierno de Teherán ha animando a la población egipcia a iniciar un proceso revolucionario similar al que acabó con el Sha de Persia e instauró la República islámica en Irán hace más de treinta años.
El líder supremo iraní, Alí Jamenei, animó ayer a los egipcios a instaurar un régimen islámico tras el derrocamiento del presidente Hosni Mubarak. También pidió a los ulemas de Al Azhar y al Ejército egipcio que respalden la revuelta popular.
Jamenei, que intervenía durante el sermón de la plegaria del viernes, atribuyó ese levantamiento, como el resto de los que se están produciendo en el mundo árabe, a un despertar islámico a imagen de la revolución iraní de la que el próximo viernes se cumple el 32º aniversario.
Los dirigentes iraníes, a quienes pilló por sorpresa la revuelta de Túnez, un país con el que mantenían buenas relaciones, no han ocultado su satisfacción por las dificultades que afronta Mubarak. Teherán rompió relaciones con El Cairo poco después del triunfo de la revolución islámica en 1979 debido a los acuerdos de Camp David que Egipto había firmado un año antes con Israel. Más allá de la calle que Teherán tiene dedicada al asesino de Sadat, Mubarak siempre ha visto como una interferencia en los asuntos árabes la influencia iraní en Líbano y Palestina.